Elsa Peretti es sinónimo de elegancia, innovación y diseño atemporal. Su influencia en el mundo de la joyería trasciende generaciones y estilos, convirtiéndose en una figura clave que redefinió lo que significa llevar arte en la piel. Su vida y carrera son un fascinante viaje que combina talento, pasión y una visión única del diseño. Acompáñanos a explorar la historia de esta icónica diseñadora que cambió para siempre la industria de la joyería.
Infancia y Primeros Años de Elsa Peretti
Elsa Peretti nació el 1 de mayo de 1940 en Florencia, Italia, en el seno de una familia acomodada. Su padre, un empresario exitoso, deseaba que su hija siguiera un camino convencional. Sin embargo, desde temprana edad, Elsa demostró un espíritu independiente y creativo que marcaría el rumbo de su vida. Pasó gran parte de su infancia en Roma, rodeada de arte y cultura, elementos que influirían profundamente en su sensibilidad estética.
Tras finalizar sus estudios secundarios, Elsa se trasladó a Suiza y luego a Milán, donde estudió diseño interior. Estos primeros pasos en el mundo del diseño fueron cruciales para desarrollar su visión única y minimalista, que más tarde plasmaría en sus joyas.
El Salto a la Moda y la Joyería
En la década de 1960, Elsa se trasladó a Barcelona, donde trabajó como modelo. Este periodo no solo la introdujo al mundo de la moda, sino que también la conectó con un círculo de artistas y creativos que la inspiraron a explorar su propia voz artística. Más tarde, emigró a Nueva York, donde su vida dio un giro definitivo.
En Nueva York, Elsa comenzó a trabajar como modelo para destacados diseñadores como Halston, quien se convertiría en uno de sus grandes amigos y colaboradores. Durante este tiempo, descubrió su pasión por la joyería. Comenzó diseñando piezas para amigos cercanos y, poco a poco, sus creaciones se hicieron conocidas por su estilo innovador y orgánico.
La Revolución Tiffany & Co.
En 1974, Elsa Peretti firmó un contrato con Tiffany & Co., un movimiento que cambiaría no solo su vida, sino también el rumbo de la joyería contemporánea. Su enfoque minimalista y su habilidad para encontrar belleza en las formas simples marcaron un contraste radical con las joyas ostentosas y tradicionales de la época.
Entre sus diseños más icónicos se encuentran el colgante «Bone», inspirado en una pequeña figura ósea que encontró en un mercado africano, y la colección «Open Heart», que simboliza la conexión emocional y la elegancia sin esfuerzo. También es famosa por sus brazaletes «Cuff» y las delicadas jarras de plata que diseñó para Tiffany.
Lo que hizo que sus piezas fueran tan especiales fue su capacidad para combinar materiales tradicionales como la plata esterlina con formas modernas y funcionales. Antes de su llegada, la plata era considerada un material secundario en la joyería de alta gama, pero Elsa lo elevó a nuevas alturas, haciendo que sus piezas fueran accesibles y sofisticadas al mismo tiempo.
Elsa Peretti, La Mujer Detrás de las Joyas
Más allá de su éxito profesional, Elsa Peretti llevó una vida rica en experiencias y relaciones. A pesar de su estilo de vida glamoroso, siempre permaneció fiel a sí misma y a sus raíces. Su amor por el arte, la naturaleza y la cultura influyó profundamente en su trabajo.
En su vida personal, Elsa era conocida por su carácter fuerte y su espíritu libre. Nunca se casó ni tuvo hijos, pero construyó una gran «familia» de amigos cercanos y colaboradores que compartían su visión y pasión por la belleza. También dedicó parte de su vida a causas filantrópicas, creando la «Fundación Elsa Peretti» para apoyar proyectos relacionados con la cultura, la ciencia y el medio ambiente.
Fotografía: Vogue
El Legado Atemporal de Elsa Peretti
Elsa Peretti falleció en 2021 a los 80 años en su amada casa en Sant Martí Vell, un pequeño pueblo en Cataluña que restauró con dedicación a lo largo de los años. Sin embargo, su legado sigue vivo. Sus diseños continúan siendo un pilar fundamental en las colecciones de Tiffany & Co., y su influencia se siente en toda la industria de la joyería.
Elsa no solo diseñó joyas; creó un lenguaje visual que conecta con la esencia de quienes las llevan. Sus piezas, aunque simples, cuentan historias de elegancia, fuerza y autenticidad.
Conclusión
Elsa Peretti fue más que una diseñadora de joyas; fue una visionaria que redefinió lo que la joyería podía ser. Su enfoque innovador y su capacidad para ver la belleza en lo cotidiano la convirtieron en un ícono cuyo impacto trasciende generaciones. ¡Si alguna vez tienes la oportunidad de admirar o poseer una de sus creaciones, estarás sosteniendo un pedazo de historia en tus manos!
Grace Hopper, conocida como la «Reina de los Compiladores«, fue una mujer extraordinaria cuya vida y trabajo revolucionaron el mundo de la programación. Su historia es un viaje fascinante desde su infancia curiosa hasta convertirse en una pionera de la informática.
Infancia y Juventud de Grace Hopper
Nacida el 9 de diciembre de 1906 en Nueva York, Grace Brewster Murray Hopper fue una niña muy curiosa. Desde temprana edad, mostró un gran interés por entender cómo funcionaban las cosas. A la edad de siete años, desarmó todos los relojes de su casa para ver cómo funcionaban, una anécdota que reflejaba su incansable curiosidad y su afán por aprender. Aunque su madre la reprendió por ello, esta experiencia marcó el comienzo de su fascinación por la ingeniería y la tecnología.
Grace asistió a la escuela preparatoria en el Vassar College, donde se graduó con honores en matemáticas y física en 1928. Posteriormente, continuó su educación en la Universidad de Yale, donde obtuvo una maestría en 1930 y un doctorado en matemáticas en 1934. En una época en la que pocas mujeres ingresaban a campos científicos, Grace Hopper rompió barreras con su tenacidad y amor por el conocimiento.
Contribución al Lenguaje de Programación
La Segunda Guerra Mundial trajo consigo nuevas oportunidades para Hopper. En 1943, se unió a la Reserva Naval de los Estados Unidos, donde comenzó a trabajar en el Mark I, uno de los primeros ordenadores electromecánicos. Su trabajo con el Mark I fue solo el inicio de su influencia en la informática.
Uno de los mayores logros de Hopper fue el desarrollo del primer compilador, un programa que traduce código escrito en un lenguaje de programación de alto nivel a un lenguaje de máquina que las computadoras pueden entender. Su creación, el compilador A-0, sentó las bases para COBOL (Common Business-Oriented Language), un lenguaje de programación que todavía se utiliza hoy en día en aplicaciones comerciales y administrativas.
Grace Hopper creía firmemente que los lenguajes de programación deberían ser lo más parecidos al inglés posible para ser accesibles y comprensibles para más personas. Esta visión fue radical en su tiempo y ayudó a democratizar la programación, permitiendo que más personas pudieran escribir código sin necesidad de entender los complejos lenguajes de máquina.
Imagen: Getty Images
Grace Hopper: premios y reconocimientos
A lo largo de su carrera, Grace Hopper recibió numerosos premios y reconocimientos. En 1969, fue galardonada con el primer Premio Hombre del Año en Computación por la Data Processing Management Association. En 1991, recibió la Medalla Nacional de Tecnología, uno de los más altos honores civiles en los Estados Unidos.
Su fama no solo se debió a sus logros técnicos sino también a su personalidad carismática y su estilo de enseñanza único. Grace era conocida por llevar consigo un trozo de cable de nueve nanosegundos de largo, una herramienta visual para explicar la rapidez con la que viaja la electricidad. Este enfoque práctico y su capacidad para explicar conceptos complejos de manera sencilla la hicieron muy popular entre sus colegas y estudiantes.
Datos curiosos de Grace Hopper
Una de las anécdotas más famosas de Grace Hopper es la historia del «bug». En 1947, mientras trabajaba en la Universidad de Harvard, encontró una polilla atrapada en el relé de un ordenador Mark II, que estaba causando problemas. Este incidente llevó a la popularización del término «debugging» para referirse a la eliminación de errores en programas informáticos.
Grace Hopper se retiró varias veces del servicio naval, pero fue llamada de vuelta debido a su invaluable experiencia y conocimiento. Finalmente, se retiró en 1986 con el rango de Contraalmirante, siendo la mujer de mayor rango en la marina en ese momento.
Grace Hopper falleció el 1 de enero de 1992, dejando un legado inmenso en el mundo de la informática. Su influencia perdura en cada línea de código que se escribe y en la continua evolución de los lenguajes de programación. Hopper no solo fue una pionera en su campo, sino también una inspiración para generaciones de científicos y tecnólogos que continúan siguiendo sus pasos.
¡Hola a todos! Hoy quiero compartir con vosotros la fascinante historia de una de las voces más icónicas del jazz y del blues: Billie Holiday. Haremos un viaje por la vida, la carrera y el legado de una artista que, a pesar de los desafíos, dejó una huella imborrable en la música.
¿Quién fue Billie Holiday?
Billie Holiday, cuyo nombre real era Eleanora Fagan, nació el 7 de abril de 1915 en Filadelfia, Pensilvania. Desde una edad temprana, la vida de Billie estuvo marcada por la adversidad. Creció en una familia disfuncional y enfrentó numerosas dificultades económicas. A pesar de estos desafíos, Billie encontró consuelo y propósito en la música, un talento que la llevaría a convertirse en una leyenda.
Su voz distintiva y emotiva hicieron famosa a Billie Holiday, así como por su capacidad para transmitir profundas emociones a través de sus interpretaciones. Su estilo vocal, lleno de matices y con una capacidad única para el fraseo, la distinguió de otras cantantes de su época. Holiday no solo cantaba las notas, sino que vivía cada palabra, haciendo que sus canciones resonaran con un dolor y una pasión auténticos.
Su carrera y éxitos
La carrera de Billie Holiday despegó en la década de 1930 cuando comenzó a actuar en clubes de Harlem. Fue descubierta por el productor John Hammond, quien la ayudó a conseguir sus primeras grabaciones. Su colaboración con grandes músicos de la época, como Lester Young, Count Basie y Artie Shaw, catapultó su carrera. Canciones como «What a Little Moonlight Can Do» y «God Bless the Child» se convirtieron en grandes éxitos y la consolidaron como una de las principales voces del jazz.
Uno de sus temas más icónicos es «Strange Fruit», una canción que denuncia el linchamiento de afroamericanos en el sur de Estados Unidos. Esta interpretación valiente y desgarradora destacó no solo su talento musical, sino también su compromiso con la justicia social.
Curiosidades
Billie Holiday recibió el apodo de «Lady Day» de su amigo y colaborador Lester Young.
A pesar de su éxito, Holiday nunca recibió una educación musical formal.
Era conocida por su estilo único de llevar flores de gardenia en el cabello durante sus presentaciones.
Su vida fue llevada al cine en la película «Lady Sings the Blues» (1972), protagonizada por Diana Ross.
Su estilo de música
El estilo de Billie Holiday es una fusión única de jazz y blues. Su capacidad para reinterpretar las melodías y los ritmos de las canciones la convirtió en una innovadora. Billie podía transformar cualquier canción en una experiencia personal e íntima. Lo que la hizo destacar en una época llena de talentosos intérpretes. Su habilidad para el fraseo y su uso del «swing» eran incomparables. Y su voz, aunque no potente en términos tradicionales, era rica en emociones y matices.
El legado de Billie Holiday
El legado de Billie Holiday es inmenso. No solo abrió camino para futuras generaciones de cantantes de jazz y blues, sino que también dejó una marca indeleble en la cultura musical en general. Artistas como Nina Simone, Etta James y Amy Winehouse han citado a Billie como una de sus principales influencias. Su valentía al abordar temas controvertidos en sus canciones también inspiró a muchos músicos a usar su plataforma para el activismo social.
Su muerte y su impacto
La vida de Billie Holiday estuvo marcada por el abuso de sustancias y las luchas personales. Falleció el 17 de julio de 1959 a la edad de 44 años debido a complicaciones derivadas de su adicción a las drogas y el alcohol. A pesar de su trágico final, su música continúa viva. Las grabaciones de Billie Holiday siguen siendo escuchadas y apreciadas por nuevas generaciones, y su historia sigue siendo un testimonio del poder de la música para superar la adversidad.
Billie Holiday fue más que una cantante; fue una narradora de historias, una defensora de los derechos humanos y una pionera en el mundo de la música. Su vida y su carrera, llenas de altibajos, son un recordatorio de la resiliencia del espíritu humano. A través de su música, Billie nos enseñó que, incluso en los momentos más oscuros, siempre hay una melodía que puede iluminar el camino.
Espero que hayáis disfrutado este recorrido por la vida de Lady Day. ¡Hasta la próxima!
Hoy queremos hablaros de una figura fascinante del cine que, aunque muchos no lo sepan, dejó una huella imborrable en la historia del séptimo arte. Estamos hablando de Anna May Wong, una verdadera pionera cuya vida y carrera merecen ser recordadas y celebradas. Y, además, os enseñaremos el anillo que hemos reproducido inspirándonos en uno que ella misma lucía. Esperamos que os guste su historia y la joya del post de hoy.
Una infancia entre culturas
Anna May Wong nació en Los Ángeles en 1905. En una época en la que la comunidad china enfrentaba una creciente discriminación y hostilidad en Estados Unidos. Sus padres, Wong Sam Sing y Lee Gon Toy, eran inmigrantes chinos que se habían establecido en California en busca de mejores oportunidades.
Desde muy joven, Anna May se encontró dividida entre dos mundos: el de sus raíces chinas y el de la cultura estadounidense en la que creció. Aunque sus padres intentaron inculcarle los valores y tradiciones de su herencia china, Anna May también estaba expuesta a la influencia de la sociedad estadounidense que la rodeaba.
Esta dualidad cultural marcó profundamente su infancia y su desarrollo como persona y como artista. Por un lado, Anna May se sentía orgullosa de sus raíces y de su identidad china, Pero por otro lado, también enfrentaba el desafío de encontrar su lugar en una sociedad que, a menudo la veía como una «extranjera» debido a su ascendencia.
A pesar de las dificultades y prejuicios que enfrentaba, Anna May encontró refugio y expresión en el mundo del espectáculo. Desde temprana edad, mostró un talento natural para el teatro y la actuación. Participando en producciones escolares y buscando cualquier oportunidad para estar en el escenario.
La infancia de Anna May Wong estuvo marcada por una mezcla de influencias culturales, que contribuyeron a moldear su identidad y su visión del mundo. Esta experiencia única sentó las bases para su futura carrera como actriz y para su papel como una de las primeras figuras de origen asiático en Hollywood.
A lo largo de su vida, Anna May Wong se esforzó por reconciliar su herencia china con su identidad estadounidense, enfrentando los desafíos de la discriminación racial y la falta de oportunidades para los actores asiáticos en la industria del entretenimiento. Su infancia entre culturas fue solo el comienzo de un viaje extraordinario que la llevaría a convertirse en una leyenda del cine y una inspiración para futuras generaciones.
El camino hacia la fama de Anna May Wong
Su camino hacia la fama estuvo lleno de determinación, perseverancia y un innegable talento. Desde sus primeros pasos en el mundo del entretenimiento, demostró una pasión y un compromiso que la distinguieron como una estrella en ascenso.
A los 17 años, Anna May Wong hizo su debut en el cine con un papel en la película muda «The Red Lantern» (1919). En ellaonde interpretó a un personaje secundario pero logró captar la atención del público y la crítica por su presencia en pantalla y su carisma natural. Este debut marcaría el comienzo de una carrera cinematográfica que abarcaría más de cuatro décadas.
A pesar de los desafíos y obstáculos por la discriminacion racial, se negó a conformarse con roles limitados y poco gratificantes para los actores asiáticos, y buscó constantemente personajes que desafiaran los estereotipos y le permitieran demostrar su verdadero talento.
Su dedicación y habilidad le valieron reconocimiento y oportunidades cada vez mayores en Hollywood. Pronto, Anna May se convirtió en una presencia destacada en la pantalla grande, protagonizando películas como «The Toll of the Sea» (1922) y «The Thief of Bagdad» (1924), donde demostró su versatilidad como actriz y su capacidad para adaptarse a una variedad de roles y géneros.
A medida que su fama crecía, Anna May Wong se convirtió en un ícono de la moda. Cautivó al público con su belleza exótica y su elegancia en la pantalla y fuera de ella. Su influencia trascendió el mundo del cine, inspirando a millones de personas en todo el mundo y consolidándose como una de las figuras más influyentes de su tiempo.
A lo largo de su carrera, Anna May Wong desafió las expectativas y los límites impuestos por la sociedad. Abrió puertas para futuras generaciones de actores asiáticos en Hollywood y dejó un legado que perdura hasta el día de hoy. Su camino hacia la fama es un testimonio inspirador de determinación, talento y coraje. Y su impacto en la industria del cine continúa siendo celebrado y reconocido en todo el mundo.
Logros y legado de Anna May Wong
Los logros y el legado de Anna May Wong trascienden su notable carrera cinematográfica. Sumando la marca indeleble en la historia del cine y en la lucha por la representación y la igualdad en la industria del entretenimiento.
Como la primera estrella de origen asiático en Hollywood, Anna May Wong abrió puertas para futuras generaciones de actores asiáticos. También desafió los estereotipos y prejuicios que prevalecían en la sociedad y en la industria del cine de su época. A lo largo de su carrera, participó en más de 60 películas, demostrando su versatilidad como actriz y su capacidad para interpretar una amplia gama de roles: desde damas exóticas hasta heroínas complejas.
Uno de los logros más destacados de Anna May Wong fue su papel en la película «Shanghai Express» (1932). Dirigida por Josef von Sternberg y protagonizada por Marlene Dietrich. En esta película, Anna May interpretó a Hui Fei, un personaje complejo y multifacético que desafiaba los estereotipos habituales asociados con los roles asiáticos en Hollywood.
Además de sus logros en la pantalla grande, Anna May Wong fue una figura influyente en la moda y la cultura popular de su época. Siendo admirada por su estilo único y vanguardista. Su elegancia y sofisticación inspiraron a diseñadores de moda y a personas de todo el mundo, dejando una huella duradera en la industria de la moda.
El legado de Anna May Wong perdura hasta el día de hoy. Su impacto continúa inspirando a artistas, cineastas y activistas en todo el mundo. Su valiente lucha por la representación y la igualdad ha allanado el camino para una mayor diversidad en la pantalla y ha ayudado a cambiar la narrativa en torno a la comunidad asiática en Hollywood y más allá.
Anillo Ginger
Sus últimos días
A medida que envejecía, Anna May continuó trabajando en el cine y la televisión, pero también se dedicó a explorar otras facetas de su vida. Incursionó en el teatro, participó en producciones en Broadway y realizó giras internacionales, ampliando su alcance y su impacto en la industria del entretenimiento.
En cuanto a su vida personal, Anna May Wong nunca se casó ni tuvo hijos. Se sabe poco sobre su vida familiar más allá de su relación con sus padres y su hermana mayor, Mary. Se ha sugerido que Anna May pudo haber tenido romances y relaciones, pero mantuvo gran parte de su vida privada fuera del escrutinio público.
Tristemente, Anna May Wong falleció a la edad de 56 años el 3 de febrero de 1961 en Santa Mónica, California, debido a un ataque al corazón. Su muerte dejó un vacío en la industria del entretenimiento y en el corazón de aquellos que la admiraban por su talento y su valentía.
Vintage by Lopez-Linares
Esperamos que os haya interesado la vida de la primera estrella asiática de Hollywood. Cuéntanos si la conocías y si has visto alguna de las películas que hemos mencionado.
Nosotras hemos querido reproducir un anillo inspirado en el que luce en las fotografías anteriores. Se trata de un anillo realizado a mano en plata 925, con marcasitas y dos grandes perlas de agua dulce. Un anillo de estilo Art Deco que nos tiene enamoradas. Te dejamos el link por si quieres verlo mejor aquí.
En la historia de la aviación, pocos nombres brillan con tanta intensidad como el de Jacqueline Cochran. Su viaje desde ser una esteticista hasta convertirse en una pionera de los cielos es una inspiración para todos aquellos que sueñan con superar obstáculos y hacer historia. A lo largo de su vida, Cochran no solo demostró su destreza en el mundo de la aviación, sino que también desafió los roles tradicionales de género y abrió camino para futuras generaciones.
Los Primeros Pasos de Jacqueline Cochran
Jacqueline Cochran, conocida inicialmente como Bessie Lee Pittman, nació el 11 de mayo de 1906 en Pensacola, Florida. Su infancia estuvo marcada por la adversidad, ya que su familia enfrentaba dificultades económicas. Siendo la más joven de cinco hijos, tuvo que abandonar la escuela temprano para contribuir al sustento familiar. Desde la industria del algodón hasta el trabajo en casas de Pensacola, Cochran demostró desde joven su tenacidad y habilidades laborales.
Un Vínculo con la Aviación
La cercanía de Cochran a la Base Aérea Militar de Pensacola no pasó desapercibida. Admirando el mundo de los aviones desde la distancia, esta pasión finalmente la llevó a casarse en 1920 con Robert Cochran, un mecánico de la base. A pesar de los esfuerzos, el matrimonio no prosperó y se divorciaron cuatro años después. La vida le presentó un giro trágico cuando su hijo murió en un accidente casero, fortaleciendo su determinación para superar desafíos.
Decidida a forjar un nuevo camino, Cochran se mudó a Nueva York y se unió al renombrado salón de belleza Saks Fifth Avenue. Su destreza como esteticista pronto atrajo una clientela exigente y la consolidó como una figura esencial en el mundo de la belleza. Fue en este momento que adoptó el nombre «Jacqueline Cochran», marcando el inicio de una transformación que trascendería el mundo de la cosmética.
Jacqueline Cochran
Un Encuentro que Cambiaría su Destino
El camino de Jacqueline Cochran hacia los cielos no solo implicó desafíos en la aviación, sino también en el terreno del corazón. Su historia de amor con Floyd Bostwick Odlum, un influyente empresario, añadió un capítulo apasionante a su vida llena de logros. El encuentro de Cochran con Odlum ocurrió en un momento crucial, marcando un giro significativo en su vida.
La chispa entre Jacqueline Cochran y Floyd Bostwick Odlum se encendió en un escenario aparentemente alejado de los cielos y la aviación: Miami. Durante uno de sus viajes, Cochran tuvo la oportunidad de conocer a Odlum, un empresario que desempeñaría un papel fundamental en su futuro. El vínculo que surgiría entre ellos no solo sería una historia de amor, sino también de apoyo mutuo y de colaboración.
El compromiso y apoyo de Floyd Bostwick Odlum no se limitaron a la esfera personal. Reconociendo el ardiente deseo de Cochran de volar, Odlum se convirtió en un impulsor fundamental de su carrera en la aviación. Este apoyo no solo la llevó a obtener su licencia de piloto comercial en tiempo récord, sino que también le brindó la confianza para enfrentar nuevos retos y conquistar los cielos con éxito.
El amor entre Jacqueline Cochran y Floyd Bostwick Odlum culminó en un momento especial: su boda en 1936.
De la Belleza a las Alas
En 1936, el destino le presentó un desafío aún mayor: un amigo la invitó a un emocionante paseo en avión. Esta experiencia transformadora encendió en Cochran la pasión por volar. Su esposo, Floyd Bostwick Odlum, la alentó a pilotar aviones como una estrategia publicitaria para su línea de cosméticos «Wings» (Alas). En un tiempo récord de tres semanas, Cochran obtuvo su licencia de piloto comercial y su conexión con el mundo de la aviación se profundizó aún más.
Desde ese momento, Cochran se dedicó incansablemente a volar y a perfeccionar sus habilidades en diversos tipos de aeronaves. Participó en carreras aéreas y estableció récords de velocidad y altitud. Estas hazañas la llevaron a ser considerada la mejor piloto femenina de los Estados Unidos en 1938, un título que confirmaba su dominio en el mundo de la aviación.
Jacqueline Cochran
La Carrera Imparable en los Cielos de Jacqueline Cochran
La Segunda Guerra Mundial brindó a Cochran la oportunidad de demostrar su valentía y habilidades en una escala aún mayor. Fundó la Wings for Britain, una organización que desempeñó un papel crucial en el transporte de aeronaves desde los Estados Unidos a Gran Bretaña. Su apoyo a la causa continuó con la creación de la Women Airforce Service Pilots (WASP), una división aérea femenina que desempeñó un papel fundamental en la aviación durante tiempos de guerra.
Después de la guerra, Cochran no se detuvo. Continuó superándose a sí misma y estableció nuevos récords que desafiaban los límites de la aviación. Se convirtió en la primera mujer en romper la barrera del sonido y en pilotar un jet a través del océano. Su valentía la llevó incluso a aterrizar y despegar de un barco portaaviones, una hazaña que demostró su maestría en situaciones desafiantes.
Más allá de su éxito en la aviación, Cochran también demostró su compromiso político al apoyar la candidatura presidencial de Dwight D. Eisenhower en 1952. A pesar de su apretada agenda y su asombroso legado, una afección cardíaca la llevó a retirarse de la aviación, marcando el final de una era en su vida.
Un Adiós Agridulce
Jacqueline Cochran pasó sus últimos años en California, viviendo una vida tranquila junto a su esposo hasta su fallecimiento en 1976. Su legado perdura como un testimonio de perseverancia, valentía y dedicación. A pesar de los desafíos y las adversidades, Cochran dejó una marca imborrable en la historia de la aviación y en la lucha por la igualdad de género.
Margaret Brown, conocida póstumamente como la «Insumergible Molly Brown», fue una socialité y filántropa estadounidense. Ella fue una superviviente del RMS Titanic, que se hundió en 1912, e instó sin éxito a la tripulación del bote salvavidas No. 6 a regresar al campo de escombros para buscar sobrevivientes.
La vida de Molly Brown
Molly Brown (Margaret Tobin) nació el 18 de julio de 1867 en Hannibal, Missouri, hija de John Tobin y Johanna Collins, ambos inmigrantes irlandeses.
Su padre, John Tobin, era viudo con una hija, Catherine Bridget. Cuando conoció a Johanna Collins, Johanna también era viuda con una hija, cuyo nombre era Mary Ann. John y Johanna se casaron ytuvieron cuatro hijos más: Daniel (1863), Margaret (1867), William (1869) y Helen (1871).
Margaret creció en una cabaña muy cerca del río Mississippi, y asistió a la escuela de gramática dirigida por su tía Mary O´Leary. De adolescente trabajó desmenuzando hojas de tabaco en la Compañía de Tabaco de Garth en Hannibal.
A los 18 años se fue con su hermana, Mary Ann Tobin Landrigan, y el nuevo marido de Mary, Jack Ladrigan, a Leadville, Colorado, donde pusieron una herrería. Margaret compartió una cabaña con su hermano, Daniel Tobin, que trabajó en las minas y llegó a ser un esporádico promotor de ellas. Margaret, conocida como Maggie hasta que se casó, fue a trabajar para la Empresa Mercantil Daniels and Fisher en Leadville, donde trabajó en el departamento de alfombras y mercería.
Molly Brown
El matrimonio de Molly Brown
Al principio del verano de 1886, conoció a James Joseph («J.J.») Brown, un minero cuyos padres también habían emigrado de Irlanda. Se casaron el 1 de septiembre de 1886, en la Iglesia de la Anunciación en Leadville. Vivieron en la cabaña de J.J. en Stumptown, una pequeña comunidad predominantemente irlandesa en las montañas de Leadville. Los Brown tuvieron dos niños: Lawrence Palmer, nacido en 1887, y Catherine Ellen («Helen»), nacida en 1889. Después del nacimiento de Lawrence, los Brown compraron una casa en Leadville a la que esporàdicamente se les unieron miembros de ambas familias.
Mientras sus hijos eran jóvenes, Margaret estaba involucrada en los primeros movimientos feministas en Leadville y el establecimiento de la Asociación por el Sufragio de Mujeres Americanas del Cabildo de Colorado. También trabajó en las cocinas de asistencia a familias de las minas de Leadville. Cuando el Acta de Sherman Silver fue revocada en 1893, Leadville estaba metida en una profunda depresión y la tasa de desempleo era del 90%. J.J. Brown, que había sido superintendente de todas las propiedades mineras del Ibex, tuvo una idea. Convencido de que la mina Little Jonny llegaría a ser productora de oro más que de plata, desarrolló un método rápido para separar la arena de dolomita que les impedía alcanzar el oro que estaba a más profundidad en la mina. El 29 de octubre de 1893, la mina Little Jonny estaba embarcando 135 toneladas de mineral al día. Y Brown fue premiado con 12.500 acciones y un asiento en el consejo. Durante años se convirtió en uno de los mineros de más éxito del país.
James Joseph (JJ), Molly y sus hijos Larry y Helen, en Leadville, Colorado
La vida de socialité
El 6 de abril de 1894, los Brown adquirieron una casa en la calle Pennsylvania en Denver y construyeron una casa de verano, Avoca Lodge, en la falda de la montaña. Margaret llegó a ser miembro fundador del Club de Mujeres de Denver. Parte de una red de Clubes que defendían la literatura, la educación, el sufragio y los derechos humanos en Colorado y en todos los Estados Unidos. Recaudó fondos para construir la Catedral de la Inmaculada Concepción así como el Hospital St. Joseph. También trabajó con el Juez Ben Lindsey para ayudar a salir de la indigencia a los niños e instituir la primera Corte Juvenil en el país. Esto sentó las bases para el sistema de tribunales juveniles de los Estados Unidos de hoy.
También se ocupó del Instituto Carnegie de Nueva York, donde estudió literatura, lengua y arte dramático. Además de traer dos niños al mundo, se encargó de las tres hijas de su hermano Daniel: Grace, Florence y Helen Tobin, cuya madre murió cuando eran jóvenes en White Pine, Colorado.
Margaret Tobin Brown fue una de las primeras mujeres en los Estados Unidos que se presentaron como candidato político y por el Senado ocho años antes de que las mujeres ni siquiera tuvieran derecho a voto. El 25 de julio de 1914, con Alva Vanderbilt (Mrs O.H.P) Belmont, organizó una conferencia internacional para los derechos de las mujeres en la casa Marble, Newport, Rhode Island, de la que se ocuparon activistas de los derechos humanos de todo el mundo. Defensora de toda la vida de los derechos humanos, Margaret fue también una figura eminente preocupada por la masacre de Ludlow en Trinidad, Colorado, en abril de 1914. Un punto de referencia importante en la historia de los derechos de los trabajadores en los Estados Unidos.
El viaje en el Titanic
En el momento en que Margaret Tobin Brown embarcó en el Titanic en Cherburgo, Francia, ya había tenido un impacto significativo en el mundo. Ella y su hija Helen, que fue estudiante en la Sorbona, habían estado viajando por toda Europa y estuvieron con el Partido de Jacob Astor en El Cairo, Egipto. Ahí fue cuando Margaret recibió una carta que decía que su primer nieto, Lawrence Palmer Brown Jr, estaba enfermo. Decidió marcharse a Nueva York inmediatamente y reservó pasaje en el novísimo barco: El Titanic. En el último momento Helen decidió quedarse en Londres. Debido a su rápida decisión, muy poca gente de su familia sabía que ella estaba a bordo del Titanic.
Después de que el barco chocara con el iceberg, Margaret ayudó a otros a subir a los botes salvavidas hasta que fue obligada a subirse al bote número seis. Ella y otras mujeres del bote salvavidas se pusieron a remar, a mantener alto el ánimo y a disipar la tristeza que estaba transmitiendo el emocional e inestable Robert Hichens (Se dice queHichens fue acusado por los pasajeros de no querer volver al Titanic a recoger a más gente.).
Su trabajo en el Carpathia
Sin embargo, el trabajo más significativo de Margaret ocurrió en el Carpathia, donde asistió a los supervivientes del Titanic, y más tarde en Nueva York. En el momento en el que el Carpathia alcanzó el puerto de Nueva York, Margaret había ayudado a establecer el Comité de Supervivientes. Siendo elegida como presidente y donde recaudó casi 10.000 dólares para ayuda a los supervivientes. Las habilidades lingüísticas de Margaret en francés, alemán y ruso fueron una ventaja, y permaneció en el Carpathia hasta que todos los supervivientes del Titanic se reunieron con sus amigos, familia o asistencia médica. En una carta a su hija poco después del hundimiento del Titanic, escribió:
«Después de haberme empapado en agua salada y escabechada en medio del océano, ahora estoy “high and dry” (que significa “estar fuera del alcance de la corriente o la marea o fuera del agua”)… Me han dado flores, cartas, telegramas de gente que hasta estoy confundida. Están pidiendo al Congreso que me den una medalla… Si debo llamar a un especialista para que me examine la cabeza es por el título de Heroína del Titanic.”
Prevaleció su sentido del humor; a su abogado en Denver le telegrafió:
«Gracias por tus amables pensamientos. El agua estaba bien y la natación también. Neptuno fue excesivamente amable conmigo y ahora estoy “high and dry” (fuera del alcance de la corriente o la marea o fuera del agua)».
Superviviente del Titanic
El 29 de mayo de 1912, como presidente del Comité de Supervivientes, Margaret entregó una encantadora copa de plata al Capitán Rostron, del Carpathia. Y una medalla a cada uno de los miembros de la tripulación. Años más tarde Margaret ayudó a erigir el Titanic Memorial que está en Washington D.C. Visitó el cementerio de Halifax, Nueva Escocia, para depositar coronas de flores en las tumbas de las víctimas. Y continuó sirviendo en el Comité de Supervivientes. Estaba particularmente afectada de que, como mujer, no se le permitió testificar en las vistas del Titanic. En respuesta, escribió su propia versión del suceso, que fue publicada en los periódicos en Denver, Nueva York y París.
Molly Brown y el Capitán Rostron
Margaret utilizó su nueva fama como plataforma para hablar de cuestiones que le afectaban enormemente: derechos laborales, derechos de las mujeres, educación y literatura para niños, y conservación histórica. Durante la I Guerra Mundial, trabajó con el Comité Americano para la Francia Devastada. Ayudando a reconstruir áreas devastadas tras las líneas del frente y trabajó con soldados heridos franceses y americanos (el Chateau de Blérancourt, un museo Franco-Americano a las afueras de París, tiene una placa conmemorativa que porta su nombre). En 1932 fue premiada con la Legión Francesa de Honor por su «abnegada ciudadanía». Que incluía ayuda a organizar la Alliance Français, su incansable trabajo en recaudar fondos para las víctimas y tripulación del Titanic, su trabajo con el juez Ben Lindsey del Tribunal Juvenil de Denver y sus esfuerzos de ayuda durante la I Guerra Mundial.
Los últimos años de Molly Brown
En sus últimos años, Margaret volvió a su temprana fascinación por el teatro, particularmente Sarah Bernhardt y estudió en París a la tradición de Bernhardt. Actuó ante agradecidas audiencias en París y Nueva York.
J.J. Brown murió el 5 de septiembre de 1922 en Nueva York. Margaret Tobin Brown murió de un tumor cerebral el 26 de octubre de 1932, en el Hotel Barbizon de Nueva York, donde había estado trabajando con jóvenes actrices. Después de un sencillo servicio funerario Molly fue enterrada, junto a J.J en el Cementerio Holy Rood de Long Island.
Su hija Helen Benziger (Brown de soltera) murió en Old Greenwich, Connecticut el 17 de octubre de 1993 a los 97 años.
Curiosidades sobre Molly Brown
A pesar de la leyenda, no fue rechazada por la sociedad ni por su familia. El mito de «Molly» Brown tiene poco que ver con la vida real de Margaret Tobin Brown, aunque sí habla de su alma. Margaret nunca fue conocida como «Molly»: el nombre fue una invención de Hollywood.
La historia empezó en los años 30 con la colorida pluma del reportero del Denver Post, Gene Fowler, que creó un cuento popular. Y la escritora sensacionalista Carolyn Bancroft, que escribió una versión muy ficticia para una revista romántica que se convirtió en un libreto. Esta historia se aprovechó para varias emisiones de radio durante los años 40 y fue la semilla para la obra de Broadway «La insumergible Molly Brown», que más tarde se convirtió en la película del mismo nombre protagonizada por Debbie Reynolds.
Incluso la película «Titanic» de 1997 de James Cameron tiene poco que ver con la historia auténtica de Molly Brown. Después de intentar mitigar o corregir la leyenda de «Molly», la familia Brown rechazó hablar con el público, así como con escritores, periodistas o historiadores. Sólo recientemente han aceptado cooperar con los esfuerzos de una historiadora, Kristen Iversen, y le han permitido acceder a cartas, libros de recortes, fotografías y muchos efectos personales de Margaret Tobin Brown que anteriormente no estaban disponibles. La primera biografía completa de Margaret Tobin Brown se publicó en junio de 1999.
Ava Lavinia Gardner, conocida mundialmente como Ava Gardner fue una de los mayores mitos de Hollywood del siglo XX. Nacida en Grabtown, Carolina del Norte, el 24 de diciembre de 1922, fue la menor de siete hermanos. Sus padres, Mary Elizabeth «Molly» y Jonas Bailey Gardner eran aparceros del tabaco y vivían humildemente. Ella era de ascendencia inglesa y escocesa-irlandesa.
La infancia de Ava Gardner
Ava fue criada en la fe bautista de su madre. Cuando ella y sus hermanos aún eran pequeños, la familia perdió su casa. Molly recibió una oferta para trabajar como cocinera y ama de llaves en un alojamiento para maestros en la escuela cercana Brogden. Esta incluía pensión para la familia y Jonas pudo continuar cultivando tabaco como aparcero y complementó la disminución del trabajo con trabajos eventuales en aserraderos.
En 1931, la escuela cerró, lo que obligó a la familia a renunciar finalmente a sus sueños de propiedad y se mudaron a una ciudad más grande, Newport News, Virginia, donde Molly encontró trabajo administrando una casa de huéspedes para muchos trabajadores marítimos de la ciudad. Mientras estaban en Newport News, Jonas se enfermó y murió de bronquitis en 1938, cuando Ava tenía 15 años. Después de la muerte de su padre, la familia se mudó a Rock Ridge, cerca de Wilson, Carolina del Norte, donde Molly dirigía otra pensión para profesores. Ava asistió a la escuela secundaria en Rock Ridge y se graduó allí en 1939. Luego asistió a clases de secretariado en Atlantic Christian College en Wilson durante aproximadamente un año.
Ava Gardner 1940s
Su carrera
Hoy queremos centrarnos en sus tres bodas, pero no podemos dejar de mencionar como se hizo conocida.
Gardner estaba visitando a su hermana Beatrice en la ciudad de Nueva York en el verano de 1940, cuando el esposo de esta, Larry Tarr, un fotógrafo profesional, se ofreció a tomar su retrato como regalo para su madre Molly. Estaba tan contento con los resultados que exhibió el producto terminado en la ventana delantera de su Tarr Photography Studio en la Quinta Avenida.
Un empleado legal de Loews Theatres, Barnard Duhan, vio el retrato de Gardner en el estudio de Tarr. En ese momento, Duhan a menudo se hacía pasar por un buscador de talentos de Metro-Goldwyn-Mayer (MGM) para conocer chicas. Pero esta vez, no consiguió que la recepcionista del estudio les diera el teléfono de Ava. Así que les comento que «Alguien debería enviar su información a MGM», y los Tarr lo hicieron de inmediato.
Poco después, Gardner viajó a Nueva York para ser entrevistado en la oficina de MGM por Al Altman, jefe del departamento de talentos. Con las cámaras rodando, le indicó a la joven de 18 años que caminara hacia la cámara, se diera la vuelta y se alejara, luego reorganizó algunas flores en un jarrón. No intentó grabar su voz porque su fuerte acento sureño le dificultaba entenderla. Sin embargo, Louis B. Mayer, jefe de MGM, envió un telegrama a Altman: «Ella no puede cantar, no puede actuar, no puede hablar, ¡es excelente!» Le ofrecieron un contrato estándar por el estudio y dejó la escuela para ir a Hollywood en 1941, con su hermana Beatrice acompañándola. Lo primero que hizo MGM fue proporcionarle un entrenador de oratoria, ya que su acento de Carolina era casi incomprensible para ellos y Harriet Lee como su profesora de canto.
Ava Gardner
Así es como Ava Gardner pasó a ser el icono que todos conocemos. Conocida mundialmente por su exuberante belleza como “el animal más bello del mundo”. Su vida sentimental estuvo plagada de infortunios a pesar de haber contraído matrimonio en tres ocasiones.
Ava Gardner y Mikey Rooney
Su primera boda fue con el entonces popularísimo Mikey Rooney. Le conoció el día en que la contrataron para la MGM. Cuando estaba conociendo los estudios apareció Mikey disfrazado de Carmen Miranda, y quedó prendado de su belleza. Se casaron en enero de 1942 en la iglesia presbiteriana de Ballard rural (California). No hubo traje blanco de novia, los novios con unos sencillos trajes sastres adornados con una gran orquídea blanca ella, y un clavel blanco él, se dieron el “Sí quiero”. El matrimonio fue un fracaso, debido a la inmadurez de los dos. Tan solo un año se divorciaron.
Segundo matrimonio
El segundo matrimonio, en octubre de 1945, fue con el clarinetista de jazz. Para esta segunda boda, Ava elige otro traje sastre muy parecido al de su primer matrimonio. Incluso podríamos asegurar que llevaba la misma gran orquídea blanca sobre su pecho. Artie resultó ser un snob que detestaba todo lo referente a la vida profesional de Ava. La ninguneaba por su falta de cultura y se esforzó en culturizarla obligándola a matricularse en la universidad a distancia de California, o llevándola a reuniones culturales para que aprendiera… Pero con esto solo consiguió que Ava perdiera la confianza en sí misma y tuviera verdaderos problemas de autoestima, hasta el punto de tener que ponerse en tratamiento psiquiátrico. Gardner empezó a abusar del alcohol: “ Me emborrachaba porque me sentía insegura”. El matrimonio no aguantó y duró escasamente un año.
Ava Gardner y Artie Shaw (Photo by Keystone-France/Gamma-Keystone via Getty Images)
Tercer matrimonio
El tercer matrimonio fue con el conocidísimo Frank Sinatra. Fue todo un acontecimiento en el mundo del espectáculo. Después de un tormentoso noviazgo se casaron en Filadelfia (Pensilvania) en noviembre de 1951. Esta vez la novia cambiaba de look: lució un bonito vestido de novia muy de los años 50, con un cuerpo de escote halter adornado de picos hechos de tela muy sensual. Y una falda de cintura alta con silueta A-Line confeccionada de tela semitransparente. Esta vez cambió la orquídea por un bouquet de bonitas flores blancas.
Parece que ha encontrado al hombre se su vida. Pero no es así. La carrera de Frank está en declive y aparecen los celos tanto profesionales, como personales, las peleas son continuas, y el alcohol hace estragos entre ellos… El matrimonio se separa dos años después y se divorcian en 1957. Que hubo amor entre ellos no hay duda, un amor mal entendido, pero se querían. La prueba de ello es que Frank siempre estuvo cerca de Ava en los momentos más difíciles de la actriz y cuidó económicamente de ella hasta su muerte.
Hoy venimos a hablar de una mujer que se hizo muy popular en la corte belga por su belleza y bondad. Se trata de Louise Marie D’Orleans.
Louise Marie D’Orleans, cuyo nombre completo era Louise-Marie Thérèse Charlotte Isabelle of Orléans, era una jovencita de gran belleza, rubia de ojos azules, muy tímida e inocente. Ella, lo último que quería era convertirse en Reina, entre otras cosas, porque eso le suponía separarse de su familia. Nacida en Palermo, Sicilia, el 3 de abril de 1812, era la hija mayor del futuro rey francés Luis Felipe I, y de su esposa María Amalia de las Dos Sicilias. De niña tuvo una educación religiosa y burguesa gracias al papel desempeñado por su madre y su tía, la princesa Adélaïde de Orléans, con quien estaba muy unida. Su tía le dio una educación religiosa estricta. También aprendió a hablar inglés, alemán e italiano.
Matrimonio de Louise Marie D’Orleans con el Rey Leopoldo I
En 1830, su padre se convirtió en rey de los franceses. Gracias a esto, su posición cambió y su estatus se elevó al de “la hija mayor de un rey».
Louise Marie D’Orleans
El 9 de agosto de 1832, Louise, de veinte años, se casó con el rey Leopoldo I de Bélgica, veintidós años mayor que ella, en el Palacio de Compiègne. Se trataba del segundo matrimonio de Leopold. Que estuvo casado con su primera esposa Charlotte de Gales hasta 1817 que falleció en un parto. Como Leopold era protestante, él y Louise tuvieron una ceremonia tanto católica como calvinista.
A la madre de Louise no le gustaba este matrimonio por el hecho de que Leopoldo era protestante. Pero dado que el padre de Louise era un nuevo monarca y su posición era débil a los ojos de otros monarcas, el matrimonio se consideró favorable para la nueva dinastía francesa de Orleans. Ya que esto también facilitaría los matrimonios de sus hermanos/as con miembros de dinastías establecidas.
Como casi todos los matrimonios de la época, este se arregló en contra de la voluntad de Louise. Ella no estaba feliz de dejar Francia y a su familia. Pero su marido Leopold siempre tuvo cuidado de tratarla con consideración y respeto desde el primer momento. Tuvieron un matrimonio considerado “armonioso”. Nunca se arrepintió de este matrimonio ya que llegó a enamorarse profundamente de su marido. Fue una devota esposa y madre muy cariñosa de sus cuatro hijos. La tercera de sus hijos fue Carlota que se casó con el Archiduque Maximiliano de Austria (hermano de Francisco José, marido de “Sissi”).
La vida de Louise Marie D’Orleans como reina
Al ser una persona bastante tímida, y como su esposo prefería que ella viviera una vida familiar tranquila, no tuvo muchas oportunidades de superar su timidez. Louise rara vez participó en la representación pública, pero actuó como asesora política de su cónyuge. Su extensa correspondencia es una valiosa fuente histórica de la época y ha sido publicada. Vivió una vida familiar privada dedicada a la crianza de sus hijos. Con los años, la confianza del rey en las capacidades de su esposa creció hasta el punto de sugerir al gobierno que la reina Louise debería ser nombrada regente oficial cuando él estuviera ausente del país. Sin embargo, su sugerencia encontró una oposición tan unánime que se vio obligado a retractarse de sus planes.
Louise Marie D’Orleans
A pesar de llevar una vida bastante familiar y lejos de la vida pública, los reyes organizaban regularmente representaciones reales privadas en forma de recepciones, bailes y banquetes estatales para la aristocracia en el Palacio Real de Laeken. Durante los primeros años de su reinado, la mayoría de los invitados eran británicos, ya que la nobleza belga seguía siendo en gran parte leal a la Casa de Orange. Pero gradualmente la aristocracia belga comenzó a asistir a las recepciones reales. Los invitados a las recepciones reales eran casi las únicas personas que Louise conocía en Bélgica. Entre este pequeño círculo, Louise gradualmente se volvió un poco menos tímida y parecía disfrutar de los bailes de máscaras.
Su últimos años
Después del nacimiento de su último hijo en 1840, Leopold y Louise solían pasar su tiempo libre por separado: mientras Leopold visitaba las Ardenas, Louise prefería pasar sus vacaciones en Ostende. A partir de 1844, Leopold mantuvo una relación con Arcadie Claret, a quien instaló en una casa cercana al palacio de Bruselas. La salud de Louise, que se vio debilitada por el parto así como por las desgracias de su familia en Francia, provocó que las simpatías del público estuvieran con Louise contra Leopoldo en este asunto, y el carruaje de su amante fue bombardeado con inmundicia en la calle.
Rey Leopoldo I
La reina murió de tuberculosis en el antiguo palacio real de Ostende el 11 de octubre de 1850. Su muerte fue confirmada en actas por los ministros Charles Rogier y Victor Tesch. Dedicó su vida a los necesitados, era de una caridad inagotable, por lo cual el pueblo belga la lloró cuando en 1850 murió de tuberculosis con apenas 38 años de edad.
Su cuerpo fue llevado a Laeken y se erigió un monumento en Ostende. Está enterrada junto a su esposo en la Cripta Real de la Iglesia de Nuestra Señora de Laeken.
En el post de hoy os vamos a contar la historia de la Condesa de Castiglione. Una mujer con una vida alucinante, que además, a día de hoy es conocida como una estrella de la fotografía temprana. Una mujer que ejerció de espía y que ayudó a la unidad de Italia.
La Condesa de Castiglione.
Su nombre era Virginia Oldoni. Nació en Turín, en el seno de una familia de la nobleza italiana. Su educación fue esmerada; dominaba cuatro idiomas, así como la danza y la música. A todo esto le acompañaba una belleza extraordinaria junto con una gracia y desenvoltura muy viva. Sin dejar atrás su desbordante inteligencia.
Con solo 17 años contrajo matrimonio con el Conde de Castiglione, doce años mayor que ella, el cual se mostró desde el primer momento como una persona fría y reservada. Muy distinto del carácter jovial de la condesa. A ella, por el contrario, le encantaban las fiestas y los viajes.
El matrimonio tuvo un único hijo llamado Giorgio que moriría a edad temprana de viruela. En una de las innumerables fiestas la condesa coincidió con su primo Cavour, primer ministro del Rey Víctor Manuel II de Cerdeña y el Piamonte. Este le propuso a su querida prima hacer uso de sus encantos e influir para que el Emperador Napoleón III se pusiera de parte de Italia. Para así atacar al enemigo austriaco y, al mismo tiempo, hacer de espía en Francia. Los condes aceptaron la propuesta y partieron hacia París.
Su romance con Napoleón I.
Tras varios intentos en distintas fiestas, consiguieron ser presentados al emperador Napoleón y a su reciente esposa Eugenia. El Emperador, amante de la belleza femenina, no tardó en caer en brazos de la condesa. Y comenzó un romance que duró dos años y, como era de esperar, escandalizó a todo París.
El escándalo llevó a su marido a pedir la separación matrimonial. El idílico romance se cortó de pronto cuando se descubrió la doble vida de la condesa y la correspondencia que enviaba y recibía de Italia. Se vio obligada rápidamente a abandonar París y a Napoleón. Regresó a Italia donde pasó de la vida fastuosa de París a estar prácticamente recluida en su casa. Años después, volvió a París, donde vivió sus últimos veinte años, en un sencillo entresuelo de la plaza Vendôme. Se convirtió en una mujer solitaria y triste; salía de noche con un velo negro que le cubria el rostro. Le llamaban “la loca de Vendôme”. Murió sola en 1899 olvidada de todos.
Esto es, por supuesto, un breve resumen de su vida. Si os interesa saber más en detalle toda su historia, no dudéis en decírnoslo y hacemos un post más detallado. Pero en el de hoy, queremos centrarnos en su faceta de artista fotográfica.
Artista fotográfica.
Cuando vimos por primera vez esta fotografía nos quedamos sin palabras. Fue tomada, nada más y nada menos que, alrededor de 1863.
En 1856 comenzó a posar para Mayer y Pierson, dos fotógrafos favorecidos por la corte imperial francesa. Durante los siguientes 40 años, dirigió a Pierre-Louis Pierson para que la ayudara a crear 700 fotografías diferentes. Gastó gran parte de su fortuna personal e incluso se endeudó para ejecutar este proyecto masivo.
Os vamos a ir dejando algunas de las fotografías que le hicieron. Nosotras hemos alucinado con todas ellas. Fijaos lo modernas que son para la época. Son fotografías que bien se podrían haber tomado en nuestra época y tienen más de 150 años.
Virginia Oldoini fue una modelo muy consciente. La mayoría de las fotografías muestran a la Condesa con sus atuendos teatrales, como el famoso vestido de Reina de Corazones. Se retrató a sí misma como varios personajes bíblicos y literarios como Beatriz, Salambo, Medea, Lady Macbeth, Judith, una monja, una prostituta, Ana Bolena, Reina de Etruria, Reina de Corazones e incluso un cadáver en un ataúd.
En la década de 1890 comenzó de nuevo una breve colaboración con Pierson, aunque sus fotografías posteriores muestran claramente su pérdida de cualquier juicio crítico, posiblemente debido a su creciente inestabilidad mental. Ella deseaba montar una exhibición de sus fotografías en la Exposition Universelle (1900) titulada “La mujer más bella del siglo”, aunque esto jamás llegó a suceder. El 28 de noviembre de 1899 murió a los 62 años y fue enterrada en el cementerio Père Lachaise de París.
Robert de Montesquiou, poeta simbolista y ávido coleccionista de arte, estaba fascinado por la Condesa de Castiglione. Pasó 13 años escribiendo una biografía, La Divine Contesse, que apareció en 1913. Después de su muerte, recopiló 433 de sus fotografías, todas ellas se encuentran en la colección del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York.
Vintage by Lopez-Linares.
Como amantes de la fotografía, estamos fascinadas con Virginia Oldoni. Sus poses, el atrezzo, la iluminación… son todo elementos muy novedosos para la época. Parecen fotografías que se hayan realizado en nuestra época. En aquellos años parecía impensable que se hicieran este tipo de fotografías. Pero la Condesa de Castiglione fue, sin duda, una mujer valiente y moderna. Tanto en su vida, como en los proyectos fotográficos que realizó. Os hemos dejado algunas imágenes en este post, pero si queréis ver más, podéis hacerlo en este link. Sin duda os recomendamos verlo!
Bibliografía
Todas las fotografías: Pierre-Louis Pierson, The Countess of Castiglione’s back and hair, The Metropolitan Museum of Art, New York, NY, USA.
En el post de hoy venimos a hablar de una mujer que nos ha llamado mucho la atención. Se trata de Ann Lowe, la mujer que estuvo detrás del diseño y fabricación del vestido de novia de Jackie Kennedy. Además, os contaremos el pequeño problema que hubo con este vestido de novia, que estuvo a punto de no estar listo el dia de la boda.
Ann Lowe
Ann Cole Lowe nació en la zona rural de Clayton, Alabama, en 1898. Era la bisnieta de una mujer esclava y propietaria de una plantación en Alabama. Ann asistió a la escuela en Alabama hasta que la abandonó a la edad de 14 años. El interés de Lowe por la moda, la costura y el diseño provino de su madre Janey y su abuela Georgia, ambas costureras. Dirigían un negocio de confección que, a menudo, era frecuentado por miembros de la alta sociedad de Montgomery.
Foto: Vocal Essence
La madre de Lowe murió cuando ella tenía tan solo 16 años. Fue en ese momento cuando Lowe se hizo cargo del negocio familiar. Y no solo eso, sino que tuvo que asumir la responsabilidad de terminar cuatro vestidos de gala para la primera dama de Alabama, que habían quedado incompletos cuando murió su madre.
A los 18 años, llegó a una escuela de moda de Nueva York solo para ser segregada de sus compañeros de clase blancos. Se destacó y se graduó pronto, antes de pasar 10 años trabajando en Florida y establecerse más tarde en Nueva York.
Lowe fue la primera afroamericana en convertirse en una destacada diseñadora de moda. Sus diseños únicos fueron los favoritos entre las personas de la alta sociedad desde la década de 1920 hasta la década de 1960. Fue conocida por diseñar el vestido de novia de tafetán de seda color marfil que usó Jacqueline Bouvier cuando se casó con John F. Kennedy en 1953. Es de este vestido del que vamos a hablar hoy en el post.
Jackie Kennedy
Jacqueline Lee «Jackie» Kennedy Onassis (de soltera Jacqueline Bouvier) fue una socialité, escritora, fotógrafa y editora de libros estadounidense que se desempeñó como primera dama de los Estados Unidos de 1961 a 1963. como esposa del presidente John F. Kennedy. Fue una primera dama popular, que se ganó el cariño del público estadounidense con su sentido de la moda, devoción a su familia y dedicación a la Casa Blanca. Durante su vida, fue considerada un icono de la moda internacional.
Jacqueline Bouvier y el representante de los Estados Unidos, John F. Kennedy, pertenecían al mismo círculo social y fueron presentados formalmente por un amigo en común, el periodista Charles L. Bartlett, en una cena en mayo de 1952.
Foto: Getty Images
Kennedy estaba ocupado compitiendo por el escaño en el Senado de los Estados Unidos en Massachusetts; la relación se volvió más seria y él le propuso matrimonio después de las elecciones de noviembre. Jackie tardó un tiempo en aceptar, porque le habían asignado cubrir la coronación de la reina Isabel II en Londres para The Washington Times-Herald. Después de un mes en Europa, volvió a Estados Unidos y aceptó la propuesta de matrimonio de Kennedy. Por lo que renunció a su cargo en el periódico. Su compromiso fue anunciado oficialmente el 25 de junio de 1953.
El vestido de novia de Jackie Kennedy
Janet Lee Bouvier, la madre de Jacqueline, contrató a Lowe para diseñar y confeccionar todos los vestidos de la fiesta nupcial. Lowe fue quien había confeccionado el vestido de Bouvier para su boda con Hugh Auchincloss.
El vestido de novia de Jackie estaba hecho de tafetán de seda color marfil. Diseñado con un escote barco y una enorme falda redonda. La falda presentaba bandas dobladas entretejidas y diminutas flores de cera. El velo de encaje que lució Jacqueline Bouvier había pertenecido a su abuela; una tiara de encaje y azahar anudaba el velo a su cabello. Su ramo de novia estaba hecho de gardenias y orquídeas blancas y rosas.
FOTO: TUMBLR OMGTHATDRESS
Llevaba pocas joyas con el vestido, pero lo que llevaba puesto tenía un significado personal. El collar de perlas de un solo hilo era una reliquia familiar; también usó un prendedor de diamantes de sus padres y un brazalete de diamantes de su novio, John F. Kennedy.
El vestido que lució Jackie el día de su boda no tenía nada que ver con el que ella hubiera deseado llevar. Ella soñaba con un vestido muy minimalista y de líneas rectas. Todo lo contrario a lo que su madre tenía pensado para ella. De hecho, cuando vio el boceto gritó horrorizada “parece la pantalla de una lámpara”. Pero, como era común en aquella época, Jackie acabó aceptando llevar el vestido por imposición familiar.
La inquietante historia detrás el vestido de boda de Jackie Kennedy
Lowe y su equipo estuvieron trabajando durante ocho semanas en el vestido de novia de Kennedy y los quince vestidos que lucirían sus damas de honor. Solo en el vestido de la novia se necesitaban alrededor de 45 metros de tela. ¡Os podéis imaginar el trabajo que llevaba cada vestido!
Pues la tragedia llegó tan solo diez días antes de la boda. Una noche, en el taller de Lowe, ubicado en Lexington Avenue, se rompió una tubería. Esto provocó una inundación que arruinó por completo el vestido de la novia y nueve de los vestidos de las damas de honor.
Ann tuvo que contactar con su proveedor de telas, que milagrosamente tenía tela suficiente para reponer y poder volver a hacer los diez vestidos destrozados. En tan solo unos días, los vestidos en los que habían estado trabajando dos meses estaban listos. Consiguieron entregarlos a tiempo, pero no sin una consecuencia económica… En lugar de una ganancia estimada de $700, Lowe perdió $2200 en el proyecto.
Después de la paliza y el estrés que vivió Ann para volver a hacer todos los vestidos, el espectacular vestido, que fue ampliamente fotografiado y apareció en los titulares de los periódicos, influiría en los vestidos de novia y vestidos de gala estadounidenses promedio. Sin embargo, tristemente Ann Lowe nunca fue mencionada como la diseñadora del mismo.
Foto: Getty Images
Las vueltas que da la vida
Esta parte de la historia me ha parecido super curiosa. Aunque no se sabe al cien por cien que sea verídica me ha parecido un giro en la historia precioso.
Resulta que en 1964, cuando Jackie Kennedy ya era una ex primera dama (viuda de John F. Kennedy), cualquier resentimiento relacionado con el vestido estaba más que olvidado. Lowe fue citada en el Saturday Evening Post y, entre otras cosas, contó que Jackie había sido una novia muy «dulce». La revista Ebony sugirió que no fue hasta este momento que Jackie se enteró de toda la terrible experiencia que Lowe había sufrido con sus vestidos y la inundación de su taller.
Poco después de esta entrevista, Ann Lowe se vio envuelta en serios problemas de deudas. Parece que tenía deudas de miles de dólares con el Servicio de Impuestos Internos. Fue un día que, de repente, Lowe se entera que “un amigo anónimo” ha pagado una gran cantidad de sus impuestos atrasados. Tanto es así que su deuda se redujo a la mitad. Según contó The Washington Post, Lowe siempre sospechó que ese “amigo anónimo” realmente había sido Jackie Kennedy.
Fueron una de las parejas más queridas de Hollywood y todos sufrimos un poco cuando supimos de su separación. Angelina Jolie y Brad Pitt han sido y serán, aunque ya no estén juntos, una pareja muy querida y admirada. Aunque hoy no vamos a hablar de ellos como pareja, sino del espectacular anillo de pedida que Brad diseñó, junto con Robert Procop, para pedirle matrimonio a Angelina.
Robert Procop
Robert empezó su trayectoria siendo un poco autodidacta. Con tan solo diez años, Robert comenzó a trabajar durante el verano en la planta de ingeniería de su padre. Ahí dedicó sus veranos hasta los quince años. Esto lo convirtió en un ingeniero talentoso en micro-herramientas finas de precisión.
A los dieciséis años, Robert trabajaba en una casa de empeño, aprendiendo sobre los diamantes y sus valores. También le ayudó a aprender cómo intercambiarlos en la industria de la joyería.
Comenzó la universidad, que él mismo pagó con el dinero que había ahorrado en sus trabajos anteriores. En su último año de universidad, Robert abrió Diamonds on Rodeo nada menos que en Rodeo Drive, en el corazón de Beverly Hills. Aquí continuó aprendiendo el arte de las joyas finas. Fue durante este tiempo que obtuvo la primera de sus comisiones presidenciales con el presidente Ronald Reagan. Y sus clientes desde ese entonces han incluido tanto a la realeza como a los jefes de estado.
Robert se convirtió en el primer estadounidense en ser director ejecutivo de Crown Jeweler, sirviendo a Su Majestad la Reina Isabel y cuidando las joyas de la corona en la Torre de Londres. Sus otros encargos reales incluyeron la evaluación de la Corona Real de la India, la fabricación de las Joyas de la Corona de Malasia y la recreación del Collar de María Antonieta. En el camino, Robert desarrolló una reputación de confianza por su calidad y discreción. Y ha tenido el honor de manejar algunas de las mejores piedras preciosas que existen. Incluido el zafiro de Cleopatra, el corazón del rubí del reino y la esmeralda imperial de 665 quilates.
Diseño de anillos de compromiso
El mismo Robert Procop, en una entrevista para HuffPost dijo: “diseñar anillos de compromiso es siempre un privilegio. Siempre es un honor ser parte de una de las experiencias más románticas de la vida de una pareja. Es realmente una bendición”
Anillo de compromiso de Angelina Jolie por Robert Procop
A lo largo de los años, Robert ha trabajado tanto con Angelina como con Brad en el diseño de regalos especiales que se hacían entre ellos. Así como en la creación de joyas únicas para la ex-pareja, tanto dentro como fuera de cámara.
El anillo de compromiso de Angelina, fue diseñado por el mismo Brad Pitt. Tuvo una visión, que compartió con Robert Procop para hacer realidad el anillo perfecto para la que fuera su mujer. La visión de Brad consistía en hacer el anillo perfecto que complementara el estilo y gracia de Angelina. Todos los diamantes fueron facetados para encajar a la perfección en el diseño. Y, como el mismo Robert dijo, no hará otro igual.
Se dice que obtuvo un diamante de la mejor calidad, y el diseño y el proceso de fabricación tardaron un año en completarse con la influencia de Pitt. Se estima que el diamante central tiene unos seis quilates, lo que los expertos consideran que podría haber costado alrededor de $250,000. Se rumorea que el anillo completo costó alrededor de medio millón de dólares.
Brad quería que todos los aspectos del anillo fueran perfectos. Por lo que Robert cortó el diamante en un tamaño y forma personalizados exactos para adaptarse a la mano de Angelina.
Vintage by Lopez-Linares
Tradicionalmente, los anillos de compromiso solían seguir una tendencia o dirección. Ahora vemos una aspiración hacia la singularidad, un proceso de diseño reflexivo, más que adherirse a una tendencia o estilo. Parece haber una conciencia hacia la creación de una joya única, tanto en el enfoque de desarrollo como en encontrar la calidad y el valor correctos para una pieza. Además, las alianzas de boda ahora se están diseñando como una joya separada. Aunque generalmente combinan en estilo, ahora tienden a usarse por separado.
¿Qué os ha parecido este anillo? A nosotras nos ha encantado conocer un poco más de su historia. La joya, por supuesto, nos parece fascinante. Con un diseño único y elegante. Contadnos cómo os gustan a vosotras los anillos de compromiso.
Pronto os hablaremos de otra joya de Angelina Jolie: sus pendientes de esmeraldas. En los que nos inspiramos para crear nuestra propia versión.
Los años 50 fueron los años de gloria para Maria Anna Sophie Cecilia Kalogeropoulos, mundialmente conocida como Maria Callas. Maria nació en Nueva York, en 1923. Hija de una pareja de inmigrantes griegos que decidieron cambiar su complicado apellido por “Kalos”, para finalmente volverlo a cambiar a “Callas”.
La infancia de Maria Callas.
Maria fue la última hija del matrimonio entre Litsa y George. Su madre, cuando Maria tenía tan solo 3 años, se dio cuenta de la maravillosa voz que tenía su hija y comenzó a obligarla a cantar constantemente, presionándola sin parar. Algo con lo que George, su padre, no estaba de acuerdo.
Maria Callas llego a confesar que «I was made to sing when I was only five, and I hated it”. Es decir, que se la obligó a cantar desde los 5 años y que ella lo odiaba.
Las joyas de Maria Callas
Hoy queremos centrarnos en la maravillosa colección de joyas de Maria. Callas atesoró a lo largo de su vida un gran número de éxitos profesionales. Y también un gran número de joyas. En cada estreno su marido – el rico Giovanii Battista Meneghini – solía regalarle una pieza de joyería. Todas las piezas contaban con rubíes, diamantes y esmeraldas, sus piedras preciosas favoritas, casi siempre de la Casa Van Cleef & Arpels.
El repertorio artístico de María Callas se puede seguir a través de su rico y brillante joyero: Un collar y una pulsera de diamantes y rubíes en rojo y blanco del estreno de “ Medea”. Unas espectaculares diademas lucidas en “Norma”. Un enorme anillo de esmeraldas para “La Traviata”. Un broche con forma de flor realizado en diamantes y rubíes…
Joyería de María Callas
Para su debut en Verona (Italia) en 1947 con” la Gioconda”, lució una pequeña corona de oro. El éxito fue grandioso y María estaba convencida de que gran parte de su suerte se debía a esa preciosa corona. No paró hasta saber quién era el autor de aquella maravilla. El autor era el joyero milanés Ennio Mrino Marangoni, que a partir de ese momento, quedó estrechamente ligado a la Diva.
American opera singer Maria 'Callas' Kalogheropoulos liyng on a air mattress
on Venice Lido beach, wearing a floral swimsuit and dangling earrings,
reading a newspaper, Venice, 1950 (Photo by Archivio Cameraphoto Epoche
/Getty Images)
Desde entonces, Maria subiría a los escenarios llevando exclusivamente las joyas de Marangoni, su joyero “de la suerte”. Más de 600 alhajas diseñó para ella. María dependía tanto en sus actuaciones de esas joyas que, personalmente, solía intervenir y formar parte en el diseño y en la creación de las mismas.
Onassis y sus últimos años.
Cuando apareció el naviero Onassis en su vida, María rompió su matrimonio con Meneghini. Ella jamás le devolvió ninguna de sus joyas y él pasó el resto de su vida retirado en una villa de Verona.
María Callas, a partir de entonces, centró su vida en Onassis, abandonando sus éxitos y carrera. Pero la tempestuosa relación entre Callas y el magnate griego no duró mucho. En 1968 Onassis contrajo matrimonio con Jackeline Kennedy.
Ella se retiró a París; y con la voz bastante deteriorada hizo su última aparición pública en Japón. Después decidió regresar a la capital de Francia donde murió en 1977 a los 53 años de edad. Tras su fallecimiento, y al no tener descendencia, sus joyas pasaron a manos de un íntimo amigo suyo.
Hace poco se subastaron las joyas de la diva. De todas las piezas, la más deslumbrante fue un anillo con un gran diamante en forma de marquesa de casi 12 quilates, regalo de su marido. Este anillo fue subastado por 1.4 millones de euros.
Anillo de María Callas
María Callas fue una mujer con una belleza super exótica, con una elegancia innata que deslumbró en los más grandes teatros de todo el mundo. Su voz era absolutamente extraordinaria y bellísima, para algunos, entre los que me incluyo, nunca ha sido superada.
Me encantaría saber si opinas lo mismo que yo sobre su voz.
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