Hoy vamos a adentrarnos en el fascinante mundo del estilo Art Déco y explorar por qué creemos que sigue siendo tan exitoso. Antes de empezar, nos encantaría saber: ¿conocéis este estilo de joyería? ¿Os gusta? ¿Por qué pensáis que aún está tan de moda? ¡Nos encantará leer vuestra opinión!
El Origen del Art Déco
El nombre «Art Déco» proviene de la Exposición Internacional de Artes Decorativas celebrada en París en 1925. Este certamen tenía como objetivo principal mostrar los avances más significativos en las artes decorativas e industriales de la época. La premisa era clara: modernidad y diseño en cada objeto expuesto.
La exposición no solo fue un escaparate de innovación, sino que también dejó un legado arquitectónico impresionante. Os invitamos a buscar imágenes de los pabellones que participaron; algunos son auténticas maravillas que capturan la esencia del movimiento.
La Era del Art Déco
El Art Déco nació en los años 20, alcanzando su apogeo entre 1920 y 1939. Su objetivo principal era adaptar el diseño a las condiciones de producción en serie, propias de una industria cada vez más moderna. Cada creación debía ser contemporánea, novedosa y funcional, marcando una ruptura con los estilos anteriores.
Tres Características Principales
Líneas rectas: Predominio de formas definidas y precisas.
Simetría: Equilibrio y proporción en cada diseño.
Simplicidad de formas: Elementos depurados y elegantes.
Estas características se aplicaron no solo en la joyería, sino también en la arquitectura, mobiliario, automoción, moda y más.
Influencia en la Moda y la Joyería
El Art Déco transformó la moda y la joyería con una mentalidad mucho más moderna y liberadora. Diseñadores como Paul Poiret eliminaron el corsé en sus creaciones, mientras que Coco Chanel simplificó las siluetas, borrando las caderas y el busto, para dar a las mujeres mayor libertad y movilidad.
Cartier y el Art Déco
Cartier se convirtió en uno de los máximos exponentes de este estilo en la joyería. En la exposición de 1925, sus obras destacaron al unirse al pabellón de la moda, separándose del resto de joyeros. Sus diseños incorporaron materiales exóticos como jade, ónix y coral, junto con piedras preciosas de colores vivos como rojo, azul, verde y negro.
Un ejemplo icónico de esta época es la colección «Tutti Frutti» de Cartier, inspirada en los motivos y piedras grabadas de la India. Una de sus piezas más famosas, una pulsera de esta colección, fue subastada recientemente por la asombrosa cifra de 1,3 millones de euros.
Innovaciones en Joyería Art Déco
El Art Déco trajo consigo numerosas novedades en el mundo de la joyería:
Aderezos desmontables: Estructuras versátiles que permitían transformar una pieza en varias joyas.
Engastes invisibles: Una técnica desarrollada por Van Cleef & Arpels, que se convirtió en su sello distintivo.
Uso de platino y oro blanco: Metales preferidos por su elegancia y durabilidad.
Motivos animales y exóticos: Serpientes, loros, palmeras y flores de loto decoraron muchas piezas.
Los accesorios más destacados de esta época fueron los brazaletes, broches de doble clip, pitilleras y boquillas, que complementaban la moda de brazos al descubierto.
El Éxito Atemporal del Art Déco
La sencillez de sus diseños, las líneas rectas y la geometría hacen que las joyas Art Déco sean visualmente agradables, elegantes y atemporales. Este estilo sigue ocupando un lugar especial en el corazón de quienes amamos el trabajo de la joyería antigua.
Os dejamos algunas imágenes de piezas que forman parte de nuestra colección de joyas Art Déco.
Un Vistazo Breve al Art Déco
Esperamos que os haya gustado este breve recorrido por el estilo Art Déco. Este es solo un pequeño resumen; el tema da para horas de exploración. Seguiremos profundizando en futuros posts. ¡Gracias por acompañarnos y hasta la próxima! Como siempre te dejamos el link a nuestra web para que puedas ver nuestra colección de joyas de estilo Art Decó.
Como muchos ya sabéis, a nosotras nos encanta la fotografía. Es verdad que forma, de alguna manera, parte de nuestro trabajo. Ya que nos gusta hacer unas fotografías diferentes y originales para enseñaros mejor las piezas de nuestra colección de joyas. Para ello, hemos hecho bastantes cursos de fotografía y hemos aprendido mucho de otros artistas y fotógrafos. Uno que nos encanta es Edward Weston. Así que hoy queríamos hablaros un poco de él y enseñaros sus preciosas fotos.
Edward Weston
Edward Henry Weston nació el 24 de marzo de 1886 en Illinois, Estados Unidos. Pasó la mayor parte de su infancia en Chicago, donde asistió a la Oakland Grammar School. Con tan solo 16 años, y utilizando una cámara Bull’s Eye #2 propiedad de su padre, comenzó a hacer fotografías. Sus primeras capturas fueron los parques de Chicago y la granja de su tía.
Su primera fotografía fue publicada en 1906 en Camera and Darkroom. En esa época decide mudarse a California para trabajar brevemente como topógrafo y fotógrafo itinerante. Realizó trabajos de topografía en lugares tan bonitos como San Pedro, Los Ángeles y Salt Lake Railroad. En este momento se da cuenta que necesita una formación más seria en fotografía, y por eso decide volver a Illinois y estudiar en la Facultad de Fotografía de Illinois en Effingham. Se apuntó a un curso que tenía una duración de 12 meses y él lo completó con éxito en tan solo 6 meses. Nada más terminar el curso decide volver a California y trabajar como retocador en el George Steckel Portrait Studio de Los Ángeles. En 1909, Weston pasó al estudio de retratos Louis A. Mojoiner como fotógrafo y demostró habilidades sobresalientes con la iluminación y la pose.
Fotografía Edward Weston
Su desarrollo como fotógrafo
En 1911, Weston abrió su propio estudio de retratos en Tropico, California. Esta sería su base de operaciones durante las próximas dos décadas. Weston tuvo éxito trabajando en un estilo pictórico de enfoque suave; ganando muchos premios profesionales. Weston ganó reputación internacional por sus retratos de alta clave y estudios de danza moderna. Se publicaron artículos sobre su trabajo en revistas como American Photography, Photo Era y Photo Miniature. Weston también fue autor de muchos artículos para muchas de estas publicaciones.
Weston conoció a la fotógrafa Margrethe Mather en su estudio en Tropico en 1912.. Mather se convirtió desde ese momento en su asistente de estudio. Además fue su modelo más frecuente durante esa década. Mather tuvo una influencia muy fuerte en Weston. De hecho, más tarde él la llamaría “la primera mujer importante en mi vida”. Weston comenzó a escribir diarios en 1915 que se conocieron como sus «Daybooks«. Hacían una crónica de su vida y desarrollo fotográfico hasta la década de 1930. De esto hablaremos un poco más adelante.
Fotografía Edward Weston
Años más tarde, en 1922, Weston visitó la planta siderúrgica ARMCO en Middletown, Ohio. Las fotografías tomadas aquí marcaron un punto de inflexión en la carrera de Weston. Durante este período, Weston renunció a su estilo pictorialista con un nuevo énfasis en la forma abstracta y una resolución más nítida de los detalles. Las fotografías industriales eran verdaderas imágenes directas: sin pretensiones y fieles a la realidad. Weston escribió más tarde: «La cámara debe usarse para registrar la vida, para representar la sustancia misma y la quintaesencia de la cosa en sí, ya sea acero pulido o carne palpitante«.
En 1923 Weston se mudó a Ciudad de México donde abrió un estudio fotográfico con su aprendiz y amante Tina Modotti. Muchos retratos y desnudos importantes se realizaron durante este tiempo en México.
Fotografía Edward Weston
Su regreso a California.
Cuando regresó a California en 1926, Edward Weston comenzó a trabajar en su proyecto que, merecidamente, lo llevó a ser más famoso. Estos trabajos eran formas naturales, primeros planos, desnudos y paisajes.
Entre 1927 y 1930, Weston realizó una serie de primeros planos monumentales de conchas marinas, pimientos y coles partidas en dos, resaltando las ricas texturas de sus formas escultóricas. Weston se mudó a Carmel, California en 1929 y tomó la primera de muchas fotografías de rocas y árboles en Point Lobos, California.
En la época de 1936 se marca el comienzo de la serie de desnudos y dunas de arena de Weston en Oceano, California, que a menudo son considerados como de sus mejores trabajos. En ese mismo año, Weston se convirtió en el primer fotógrafo en recibir una beca Guggenheim para trabajos experimentales. Después de recibir esta beca, pasó los siguientes dos años realizando fotografías en el oeste y suroeste de Estados Unidos.
Fotografía Edward Weston
Los Daybooks de Edward Weston
Como comentábamos antes, Weston fue un escritor prolífico. Sus diarios, que se publicaron con el nombre “Daybooks” constaban de dos volúmenes con un total de más de 500 páginas.
Estos no incluyen los años del diario que llevó entre 1915 y 1923; por razones que nunca aclaró, las destruyó antes de partir hacia México. También escribió decenas de artículos y comentarios, así como más de 5000 cartas escritas a mano o mecanografiadas que enviaba a sus amigos, compañeros de profesión, sus hijos…
Además, Weston mantuvo notas muy detalladas sobre los aspectos técnicos y comerciales de su trabajo. El Centro de Fotografía Creativa de la Universidad de Arizona, ahora alberga la mayoría de los archivos de Weston. Allí se guardan multitud de documentos, correspondencia, páginas de sus Daybooks, documentos personales y recuerdos que tenía cuando falleció.
Cuando se combinan sus escritos con sus fotografías, ambos brindan una serie extraordinariamente vívida de ideas sobre su desarrollo como artista y su impacto en las futuras generaciones de fotógrafos.
Fotografía Edward Weston
Sus ultimos años.
Weston comenzó a experimentar síntomas de la enfermedad de Parkinson en 1946 y en 1948 tomó su última fotografía de Point Lobos. En 1946, el Museo de Arte Moderno de Nueva York presentó una gran retrospectiva de 300 grabados del trabajo de Weston. Durante los siguientes 10 años de enfermedad progresivamente incapacitante, Weston supervisó la impresión de sus trabajos por parte de sus hijos, Brett y Cole. Su Portafolio del 50 Aniversario se publicó en 1952 con fotografías impresas por Brett. Entre 1952 y 1955 se llevó a cabo un proyecto de impresión aún más grande. Brett imprimió lo que se conoció como Project Prints. Una serie de 8 a 10 copias de 832 negativos consideradas las mejores de la vida de Edward. La Institución Smithsonian realizó el espectáculo, «El mundo de Edward Weston» en 1956, rindiendo homenaje a sus notables logros en la fotografía estadounidense. Edward Weston murió el 1 de enero de 1958 en su casa, Wildcat Hill, en Carmel, California. Las cenizas de Weston se esparcieron en el Océano Pacífico en Pebbly Beach en Point Lobos.
Hoy quiero hablaros sobre la joyería Art Decó. Hace unas semanas hicimos una encuesta en nuestro Instagram (@vintagebylopezlinares) para conocer los temas sobre los que queríais que os hablaramos en nuestro blog. Una seguidora nos sugirió hablar sobre la joyería Art Deco, ¡y nos encantó la idea!
Así que hoy voy a intentar descubriros de dónde viene este estilo y por qué creo que tuvo y tiene tanto éxito.
El estilo Art Decó.
El nombre “Art Decó” se toma de la exposición internacional de Artes Decorativas celebrada en París en 1925. La finalidad de esta exposición era la de mostrar los adelantos industriales y decorativos más importantes del momento.
La primera premisa del certamen era la modernidad. Te adjuntamos unas imágenes de algunos de los pabellones, para que veas las maravillas que crearon para la ocasión y lo modernos que debieron resultar algunos de ellos para la época.
El movimiento Art Decó nació y triunfó en los años 20. Su pico de popularidad se encontró entre 1920 y 1939, aunque su influencia sigue muy viva en nuestros días. Se caracterizó fundamentalmente por una tendencia estética hacia las líneas rectas: la simetría de los objetos. El objetivo principal era el de adaptar el diseño a las condiciones de producción en serie exigidas por las industrias modernas de la época.
El término hizo fortuna. Se aplicó a diversas variantes, tales como la arquitectura, el mobiliario, la joyería, la moda, la automoción y un largo etcétera.
Automóviles y mobiliario Art Decó
En las siguientes fotografías se puede ver un ejemplo de cómo se adaptó esta moda a la automoción y al mobiliario. Este modelo en concreto lo creó Jacques Emile Ruhlmann en 1922 y fue presentado en la exposición de Artes Decorativas. Realizado en chapa de ébano barnizada con marquetería de amaranto y madera clara imitación marfil. Casualmente sale en subasta en la galería Artcurial de París este mismo mes con un precio de salida de 6.000€.
La aportación de la moda a este estilo fue muy valiosa e interesante. Se aportó una mentalidad mucho más moderna y liberadora de lo que se había visto hasta el momento.
Por ejemplo, Paul Poiret creó la nueva línea definida de la mujer moderna, desterrando el corsé por completo en sus diseños. Con faldas más cortas, sombreros semejantes a los cascos de los soldados, líneas angulares en el corte del traje… Y, por supuesto, en el peinado, que hoy conocemos como el look garçon. El fue, en definitiva, el artífice de la figura de la mujer moderna, en la que predominaban los vestidos simples, de líneas fluidas, y a la vez elegantes.
Mencionar también el trabajo de Coco Chanel, que borró casi por completo las caderas y el busto de la figura femenina, en un afán de sacar a la mujer de ese papel sumiso en el hogar, dándole libertad para emprender, hacer deporte y, en definitiva, rebelarse contra las antiguas ataduras impuestas por la sociedad.
La joyería Art Decó.
Si nos centramos en la joyería no podemos dejar de destacar el trabajo de Cartier. Fue uno de los máximos exponentes de este estilo en la época. Cartier presentó en la citada exposición sus obras, con la curiosidad de que estaban separadas del resto de sus compañeros, exponiendolas en pabellón de la moda y no en el de la joyería.
Aunque en un comienzo la joyería Art Déco tuvo como protagonistas a los diamantes, poco a poco fueron introduciéndose los colores en los diseños. Aún así, son muchas y espectaculares las piezas monocromáticas que pueden encontrarse. Puesto que, la gran innovación introducida en estos diseños, era su montaje sobre esqueletos de platino. Esto hacía que las piezas fueran enormemente flexibles y ligeras. Permitiendo trabajos minuciosos y extremadamente detallistas, como los que veis en las fotografías.
También hay que destacar el uso del zigzag y las figuras geométricas como los triángulos, círculos, cuadrados… Así como las líneas curvas aerodinámicas y las líneas horizontales. Pero poco a poco el color pasó a ser parte fundamental del diseño. Empezaron a introducirse nuevos materiales y a combinarse piedras de una forma muy novedosa. Se dejaron atrás los colores pastel, y se usaron piedras de colores vivaces como el rojo, azul, negro y verde… Así como las perlas.
Hay que pensar que en esta época ya era más fácil viajar. Y eso hacía que se trajeran piedras y materiales exóticos de tierras lejanas con mucha más facilidad que antes. De oriente llegaron el jade, el ónix, el coral, los lacados tan característicos de esta época, que se utilizaban en pitilleras, y boquillas por ejemplo.
Una de las colecciones que marcaría este afán por mezclar piedras sería la de Tutti frutti de Cartier.Esta colección se inspiraba en los motivos de la India. La inspiración llegó con motivo de un viaje que haría en 1911 Jacques Cartier a este país allí descubre la cultura de las piedras grabadas. El collar de la fotografía pertenece a esta colección. Una de las últimas piezas que se ha subastado de esta colección fue un magnífico brazalete. La joya alcanzó la espeluznante cifra de 1.300 millones de euros en una subasta online hace muy pocos años. Al parecer, su dueña fue muy reticente a venderlo y Sotheby’s llevaba detrás de ella varios años para que lo hiciera. Y finalmente consiguieron convencerla.
También en estos años, Cartier lanza los aderezos desmontables. Con estructuras capaces de adaptarse a la piel casi como un tejido. Se introducen en las joyas mecanismos que consiguen que una pulsera se convierta en tiara, en collar o en dos broches. Los animales invaden los escaparates de las joyerías del mundo: serpientes, loros, perros… Al igual que las plantas exóticas como las palmeras, bambúes… Quizás, de entre todos ellos, el más reconocido -o al menos el que más ha perdurado- sea la famosa pantera de Cartier. Aunque se presentó en 1914, fue en esta época en la que alcanzó su máximo explendor.
Los más famosos de la joyería Art Decó fueron los siguientes:
Los cortes baguette: La talla baguette es un diamante rectangular y elegante con un gran escalón en la parte superior.
Corte asscher:Se trata de un corte cuadrado que presenta grandes facetas escalonadas y una corona alta que produce un brillo diferente a cualquier otra forma de diamante. De hecho, los expertos en diamantes a menudo se refieren al brillo de un diamante de talla Asscher como un pasillo sin fin con espejos reflectantes.
Corte cojín antiguo: Puede ser cuadrado o rectangular, con las esquinas redondeadas. Generalmente comprende 58 facetas.
Curiosidades de la época Art Decó
En esta época, Van Cleefs & Arpels, desarrolla los engastes invisibles que se han convertido en su sello de marca.
El platino fue el metal más utilizado en este periodo. Aunque también el oro blanco. Y, por supuesto, la plata que fue muy utilizada para abaratar los costes de las piezas. Además, con la llegada de la maquinaria para joyería mejoraron las técnicas de fundición. Entre ellas la filigrana, la cual se perfeccionó mucho en esta época.
Los accesorios que protagonizaron la joyería Art Decó fueron los brazaletes, los broches de doble clip, las pitilleras y las boquillas. Ya que, con el cambio en la moda, los brazos quedaban al descubierto y eran adornados con joyas.
Nuestra joyas Art Decó
Hasta aquí nuestro repaso general al estilo Art Decó. Personalmente, creo que su éxito radica en la sencillez de sus diseños. Que hacen de ellos piezas super elegantes y atemporales, que aún a día de hoy están de moda. Además de siempre ocupar un lugar especial en el corazón de todos aquellos que amamos el trabajo de joyería antiguo.
Tuve la suerte de poder visitar una exposición en el año 2013 llamada “La joyería Art Decó en los locos años 20” en el Museo Thyssen de Madrid. Pude ver la exposición con una visita guiada maravillosa. Y pasé de un expositor a otro y, os prometo que, había veces que me costaba despegarme del cristal viendo tanta maravilla.
Cuando hablamos del “Nº 5” no solo hablamos de un perfume, hablamos de historia y de una de las fragancias femeninas por excelencia.
En 1921, Coco Chanel era ya una diseñadora de moda con fama mundial. Contaba con boutiques en Paris, Deauville y Biarritz; poseía una de las villas más maravillosas del sur de Francia; conducía su propio Rolls Royce azul y había conseguido cambiar la imagen de la mujer con sus novedosos modelos.
Una imagen de mujer elegante, femenina y moderna, pero aún no había creado una fragancia que representara y materializara las inquietudes de esta nueva fémina.
Los perfumes que había en el mercado no eran de su agrado. En su mayoría eran perfumes monoflorales que no expresaban para nada la personalidad de la mujer Chanel.
Fue entonces cuando decidió crear su perfume. Un perfume sofisticado, a la vez que fresco, suave y limpio como el olor a jabón que recordaba de su niñez.
La Historia de Chanel nº 5
Durante unas vacaciones de verano en la Costa Azul, escuchó hablar de un perfumista llamado Ernest Beaux que había trabajado para la familia real rusa y vivía cerca, en Grasse, el centro de la industria de la perfumería.
Coco se presentó a verle con su proyecto en las manos, y Beaux aceptó el desafío. Le tomó varios meses dar con la nueva fragancia, pero logró diez muestras y se las presentó a Chanel.
Ella eligió el nº 5 porque contenía esencias de naranjo, jazmín, rosa, madera de sándalo, y vainilla, … entre otros, y porque la fragancia le recordaban a los campos del sur de Francia donde trascurrió su infancia.
A este nº 5, Beaux le había añadido un componente orgánico desconocido (entonces) llamado aldehído, que fijaba e intensificaba las notas olfativas florales sin necesidad de añadir más esencias. Oliendo su perfume dijo: ”Era lo que estaba esperando. Un perfume único. Un perfume de mujer con esencia de mujer”.
Este perfume requería de un envase especial, único, elegante y de líneas sencillas, totalmente opuesto a los envases barrocos de la época. Para ello se creó el frasco de perfume perfecto, que se convirtió en una de las características e imagen del mismo perfume. El primer modelo tenía los bordes redondeados, y en 1924 se cambió para hacerlo más resistente, minimalista y sencillo.
Chanel se puso manos a la obra para promocionar su perfume. En los inicios regaló algunos frascos a sus mejores clientas, y rociaba con él alguno de los salones de la Casa Chanel. El perfume fue tan exitoso que pasó a ser un perfume exclusivo para las clientas de Chanel.
En abril de 1924 se fundó la sociedad “Les Parfums Chanel”. A partir de ese momento comenzaría a comercializarse el perfume por todo el mundo. El Nº 5 se convirtió en el perfume del siglo XX. Algunos especialistas coinciden en afirmar que existe un antes y un después del Nº 5 en la historia de la perfumería.
Chanel Nº 5 se identificó con el lujo y la elegancia, con la delicadeza de la mujer, con la seducción conquistadora, hasta tal punto que al final de la II Guerra Mundial los soldados americanos hacían interminables colas en la boutique de París, para comprar un frasco del Nº 5 para sus novias y esposas.
Sus aires de modernidad serían reconocidos por todas las mujeres de la época. Tanto es así, que la estrella de cine Marilyn Monroe tras preguntarle un periodista que se ponía para dormir, respondería: “Unas gotas de Nº5…”
Anna Pávlova nació en San Petersburgo un 12 de febrero de 1881, en el seno de una humilde familia campesina. Ella siempre declaró que su padre murió cuando tenía dos años de edad. Fue criada por su madre Lubov Pávlova, una simple lavandera que luchó por sacar a su hija adelante.
Anna tenía ocho años cuando su madre la llevó a ver una representación del ballet: “La bella durmiente”. Desde ese mismo instante supo la pequeña Anna que el ballet era su vida. Dos años después, una chica delgadita y con aspecto enfermizo, era aceptada en la Escuela de Teatro de San Petersburgo.
Por espacio de siete años trabajó duro, adquiriendo la salud y la fortaleza necesarias para llegar a ser una de las mejores bailarinas de todos los tiempos.
El teatro Mariinky de San Petersburgo fue su primer escenario. En él pudo dar a conocer su manera especial de bailar. Anna poseía un estilo elegante, frágil y etéreo, totalmente diferente al estereotipo de bailarina fuerte y robusta que en esos tiempos se llevaba. Su cuerpo delgado volaba, sus manos y brazos se movían como plumas en el aire, el verla bailar provocaba en los espectadores una sensación hasta entonces no conocida.
“La muerte del cisne” fue la obra que consagró definitivamente a Anna Pavlova, abriéndola las puertas del mundo entero. Nadie como ella ha llegado nunca superar su representación.
Pávlova, convertida en una bailarina de éxito, formó su propia compañía e inició gira tras gira alrededor del mundo, acompañada siempre del Barón Victor Emilovitch, el amor de su vida, que más tarde convirtió en su marido.
Era 1930 cuando comenzó su última gira por Europa. Se encontraba cansada, su salud no era muy buena y su pierna izquierda requería de un tratamiento, por lo que quiso descansar unos días en Cannes (Francia) para recuperarse.
El tren en el que viajaba sufrió un accidente, y Anna bajó del tren en camisón a través de la nieve para socorrer a los heridos. La consecuencia de su gran corazón fue una grave pulmonía que dejó graves secuelas en su salud y que la fue debilitando, hasta que poco después, estando de gira por los Países Bajos, no pudo hacer frente a una pleuresía que le causó la muerte, un 23 de enero de 1931.
Fue la única vez en su carrera que Anna Pávlova faltó a su cita con el público. Al día siguiente de su muerte, en el escenario donde debía de representar una vez más su “Muerte del cisne”, al final de la representación, el telón subió apareciendo ante los ojos de los espectadores un escenario oscuro solo alumbrado por un reflector.
Nadie había allí en el centro del haz de luz, pero todos, con lágrimas en los ojos, pudieron ver como Anna Pávlova representaba su última “Muerte del cisne”.
Corría el año 1810, cuando un joven joyero llamado Isaac Marquand decide marchar de la ciudad de Savannah (Georgia) a Nueva York, con el sueño de convertirse en un famoso e importante, empresario.
En poco tiempo estaba abriendo su pequeña joyería junto a Erasto Barton en una calle cercana a Broodway. La joyería llama la atención en seguida, ya que fue la primera que utilizaría escaparates de cristal para su fachada, haciendo las delicias de los transeúntes y convirtiéndose en un fantástico reclamo para los clientes.
Como era costumbre en esa época en la joyería se vendían, además de joyas, diversos artículos como lámparas, porcelanas, objetos de plata, … Ellos se especializan en objetos conmemorativos, teniendo como cliente a la academia militar de West Point, a la cual proporción los famosos anillos conmemorativos de la academia.
El año 1851 ellos fueron uno de los pocos joyeros estadounidenses invitados en la Exposición Universal de Londres. Esto les facilitó que el Príncipe de Gales se fijara en su trabajo y encargara varios regalos de plata a la citada joyería.
En 1876 dan el gran salto y se trasladan, con gran vista comercial, a un hermoso edificio de la Quinta Avenida con la calle 48. Es la primera joyería que se instala en esta gran zona comercial de Nueva York. En ese momento el inventario de la tienda se centra exclusivamente en joyas y objetos de plata.
El sueño de Isaac se está haciendo realidad, y la joyería es considerada una de las más importante de Nueva York. Es invitado a exposiciones donde expone sus joyas junto a joyeros de la categoría de Tiffany, Whiting o Gorham.
En 1911 la industria del cine de Hollywood se fija en Black Starr & Frost, y van pasando por su tienda todas las estrellas del celuloide como Marilyn Monroe o Peggy Hopkins Joyce, que adquirió el diamante azul facetado más grande del mundo. Tras ellos toda la alta sociedad americana, incluyendo presidentes, son clientes.
Black Starra Frost llega a tener treinta y tres establecimientos, que se irán perdiendo con los años hasta que en el año 2006 Alfred Molina, un joyero y experto gemólogo de origen cubano, compra la firma y decide volver a darle el esplendor que tuvo.
Abre una espléndida y elegante joyería con vistas al puerto de Newport Beach (California), y un poco más tarde en 2015 inaugura en Phoenix (Arizona) otra elegante y fantástica joyería Black Starr Frost.
El tiempo dirá si su nuevo dueño hace realidad su sueño , como le ocurrió a Isaac Marquand.
De acuerdo con las costumbres de su generación, Lydia Deterding siempre mantuvo la fecha exacta de su nacimiento celosamente guardada, incluso a su familia más inmediata. Se sabe que nació en Tashkent a finales del siglo XIX y que era hija de un académico, Paul Koudoyaroff. Sus orígenes rusos marcaron su vida y debieron influir en su pasión por los objetos hermosos, y especialmente las joyas.
A Lady Deterding nunca se la consideró una gran belleza, pero sí una mujer de magnética personalidad y encanto. Había una atractiva chispa en su mirada que los retratos de Laszlo parecen haber capturado. Era una de esas mujeres con sentido innato del estilo, que adoraba los caros adornos de joyería.
Henri Deterding, su segundo marido y fundador de la compañía petrolera Shell, estaba totalmente cautivado por ella y la obsequiaba generosamente con costosas joyas y ropa, sabiendo el gran placer que la proporcionaba. Ella adoraba la sociedad en la que se introdujo, y su vivacidad y animada conversación la convertían en la anfitriona ideal de los muchos amigos de Henri.
La impresionante colección de joyas de Lady Deterding
En línea con sus contemporáneos, Lydia estaba constantemente actualizando sus joyas y, en esta impresionante colección, pocas piezas mantuvieron su diseño original desde sus tiempos con Detering (se divorciaron, pero ella no se volvió a casar y mantuvo el título).
La colección incluía tres importantes joyas de procedencia rusa. En una foto de estudio tomada a principios de los años 30 por la fotógrafa Dorothy Wilding, ella luce un fantástico colgante de perla y diamante. Esta joya, fabricada en el siglo XIX, procedía del imperio ruso y era muy especial para ella.
En octubre de 1866, el Gran Duque Alexander Alexandrovich, que tras la muerte de su hermano mayor en 1865 se convirtió en heredero del trono ruso y Zar Alejandro III desde 1881, se casó con la novia de su hermano, la Princesa Louise Sophie Frederikke Dagmar, hija de Christian IX de Dinamarca. Como novia imperial rusa fue conocida como María Feodorovna, y en una fotografía tomada hacia 1899 se la ve mostrando este colgante mientras sostiene a su joven hijo, el futuro Zar Nicolas II, en sus brazos. La joya siempre permaneció en la colección privada de la zarina y tras su muerte en 1928 se lo dejó a su hija la Gran Duquesa Xenia.
En 1919 Xenia se las apañó para escaparse de Rusia junto con su madre y su marido. Lydia Deterding le compró esta joya a la Gran Duquesa, quien le envió una carta personal confirmando su procedencia y se convirtió en una de sus posesiones más preciadas. Casi todas las demás joyas de la colección privada de María Feodorovna, fueron vendidas por la Gran Duquesa Xenia y su hermana Olga al Rey Jorge V y la Reina Mary.
Otra pieza histórica de origen ruso vino de la colección del Príncipe Félix Youssoupoff, quien era el marido de la hija de Xenia, aunque sin duda es más conocido como el asesino de Rasputín. Antes de la Revolución los Youssoupoff habían sido una de las familias más ricas y poderosas de Rusia. Cuando el Príncipe Félix huyó de Rusia, se las apañó para llevarse con él algunas de las joyas más importantes de la colección familiar, algunas de las cuales le sirvieron para financiarse la vida en Europa Occidental.
A mediados de los años 20 Lady Deterding adquirió una de las joyas más destacadas de la colección, la «Estrella Polar». Este diamante antiguo en forma de almohadilla de las minas Hindúes de Golconda, con un peso de 41,285 quilates, debe su nombre por la estrella de cinco puntas que llevaba.
De las minas de Golconda han salido algunos de los diamantes más famosos de la historia, tales como el “Koh-i-Noor” y el diamante “Hope”
No se sabe nada de los inicios de la «Estrella Polar», pero a principios del siglo XIX era propiedad de José Bonaparte, el hermano mayor de Napoleón.
Fue después adquirida por la Princesa Tatiana Youssoupoff y, en su momento, heredada por el Príncipe Félix. En 1924 comenzaron las negociaciones con Cartier, que deseaba comprar la famosa piedra. Aunque se ha rumoreado que Lady Deterding no la adquirió hasta 1928, la información de los archivos de Cartier demuestra que ya se había incorporado a un sensacional collar diseñado por ellos en marzo de 1926.El diamante estaba engastado en un colgante, coronado por una gran esmeralda y sujetando con dos lágrimas de esmeraldas en forma de pera
Una foto de Lady Deterding de 1938 muestra este collar, pero con tres esmeraldas pendiendo juntas y la «Estrella Polar» colocada arriba. Este espectacular colgante de esmeralda fue inicialmente la borla del fantástico sautoir de esmeraldas y diamantes creado por Cartier para la Princesa Anastasia de Grecia en 1921, usando las piedras de dos de sus otras joyas. La Princesa fue inicialmente la viuda del magnate del estaño William Bateman Leeds, y se había casado con el Príncipe Cristóbal de Grecia, hermano del Rey Constantino I, en 1920. Nancy Leeds había heredado una vasta fortuna de su marido, y esto le había habilitado para adquirir una fabulosa colección de joyas.
Unos años más tarde Lady Deterding decidió, obviamente, crear un nuevo destino para la «Estrella Polar»; cuando se vendió en 1980 Boucheron lo había montado en un anillo extremadamente impresionante. Sin embargo, ella no descartó o vendió el collar de diamantes que una vez había llevado la «Estrella Polar», usándolo para proporcionar la montura para otra sensacional joya rusa. Comprada después de la Revolución por Lady Deterding, probablemente usando a Cartier como intermediario, ésta era la famosa «Perla Azra».
Esta perla negra en forma de pera era parte de un ornamento de diamantes, que también llevaba una perla negra en forma de botón que pendía de un collar con 110 perlas perfectamente hermanadas. Hasta 1783 la perla Azra estaba entre las Joyas de la Corona Rusa. La Emperatriz Catalina II se la dio a uno de sus validos preferidos, el Príncipe Potemkin, que la legó a su sobrina la Princesa Tatiana Youssoupoff, permaneciendo en la familia desde entonces. Se exhibió en Londres en 1935 junto con la muy admirada perla «Peregrina» y un par de pendientes de perlas, que también habían pertenecido a la familia Youssoupoff.
Cartier desmontó el collar de perlas original y re engastó la perla negra y el colgante de diamantes en un collar de diamantes. Lady Deterding tuvo la mala suerte de perder la perla Azra «en algún lugar de París», siendo por tanto solo el collar con la perla negra de botón y el colgante de diamantes, pero sin esta romántica perla, la que se incluyó en la venta de 1980.
Otras joyas que formaban parte de su colección fueron un brazalete de rubíes y diamantes, típico del periodo Art-Decó, engastado con cuatro hileras de rubíes en forma de almohadilla y con hebillas de diamantes. Era una creación de Cartier.
También diseñada y fabricada por su joyero favorito, Cartier, estaba un juego de rubíes y diamantes compuesto por un collar con cinco motivos desmontables, que también se podían llevar como broche. La pulsera y los pendientes a juego eran de diseño similar y se crearon todas en 1938.
Lydia visitaría a Cartier a menudo, tanto para intercambiar piezas como para rediseñarlas.
Es evidente que la mayoría de sus adquisiciones vinieron de Cartier. Allí compró un elegante broche en forma de canario amarillo y blanco de diamante rosa, un juego de turquesas y diamantes, un zafiro de 47 quilates que se montó en el centro de un llamativo broche de diamantes en forma de capullo, y otras joyas de diamantes y coloridas piedras igualmente atractivas.
A finales de los 20 añadió una de las joyas más sensacionales de la colección: un par de broches «Tutti Frutti» de rubíes, diamantes y esmeraldas talladas. Cada broche llevaba una gran hoja de esmeralda tallada, con bordes en baguette y cuentas de rubíes y diamantes en corte de brillante.
También adquirió varias de sus estilosas cajas de cigarros de oro y diamantes para completar su equipamiento, así como espléndidos bolsos decorados con gemas y coloridos esmaltes.
Estas son solo algunas de las imágenes que he podido encontrar en la red de esta soberbia colección de joyas, que terminó desperdigada por el mundo después de una subasta a mediados de los años 80.
Cuando durante la primavera de 1.928 Cartier llevó a cabo dos encargos para Gladys Marie Deacon, hacía apenas 7 años que la bella norteamericana había contraído matrimonio con el IX Duque de Marlborough y ya era poseedora de una de la colección de joyas más impresionantes que conozco.
Cartier recibió el encargo de realizar dos broches en forma de ramo de hojas para los que ella aportó casi la mitad de los diamantes. El centro del más grande estaba diseñado para engastar en el centro una esmeralda.
Estas dos piezas serían rediseñadas por su propietaria más adelante, ya que en la subasta de sus joyas que se realizará en 1978 aparecen con un diseño bastante diferente. Las piedras centrales se reemplazaron por una especie de pasta verde ya que se habían vendido por separado anteriormente.
En esa misma época Gladys encargó a Holmes & Co que comprara en su nombre una pulsera de diamantes en una subasta. La joya que constaba de un diamante central de 48 quilates rodeado por un borde de diamantes tenía un diseño muy típico de finales del S.XIX y se adquirió por 1950 libras de la época.
En su colección de joyas también destacaban dos anillos muy estilosos ambos montados en oro. Uno era una esmeralda de cabujón montada entre zafiros y el otro un zafiro, de más 12 quilates y engastados entre esmeraldas. El zafiro era descrito como de mejor calidad y se cree que era de origen Kashmir.
Diamante de Marlborough
Otra importante joya de su colección era un collar de diamantes formado por 14 diamantes que sumaban un total de 130 quilates; con una piedra central más grande tenía aproximadamente 21, 66 quilates. Parece probable que esta joya fue adquirida en Chaumet’s a mediados de los años 20.
La vida amorosa de esta bellísima mujer comienza cuando apenas es una adolescente y tras el fallecimiento en 1901, de su padre. Gradys decide pasar seis meses en Blenheim, donde coincide con El Príncipe Heredero Guillermo de Prusia que quedó totalmente prendado de ella, fue tal la locura que sintió en esos días que la hizo entrega de un anillo que era propiedad de su madre. Gladys le correspondió dándole una pulsera. El Príncipe heredero volvió a Alemania enfermo de amor y sin anillo. El Kaiser pronto se dio cuenta e insistió en que devolviera el anillo inmediatamente, Gladys se lo devolvió de mala gana recuperando su pulsera.
Después de esta aventura amorosa Gladys pasó un tiempo en Roma con su madre en la hermosa Villa Farnese en Caprarola. Fue probablemente durante este periodo cuando recibió una pulsera de oro de Castellani, de estilo clásico, con la inscripción «fides probitas forma pudicita». Las itinerantes joyas de la familia Castellani estaban muy de moda a principios de siglo XX.
En 1916 encargó a Boldini un retrato que capturó su extraordinario encanto. En el retrato lleva un elegante colgante de perla y diamante, típico del estilo «Garland» tan popular a principios del siglo XX. Es impactante el contraste entre esta sencilla joya y las opulentas piezas que llevó como Duquesa de Marlborough.
Los Duques de Marlborough
El 24 de junio de 1921 se casó por fin con el Duque después de éste divorciarse. La ceremonia religiosa se llevó a cabo en casa de su primo Eugene Higgins. Gladys llevaba un maravilloso vestido de oro y plata, y en su mano izquierda llevaba un soberbio anillo con un diamante de 12 quilates. Era el anillo de compromiso del Duque y la primera gran joya que recibía como Duquesa de Marlborough.
Durante los años 20 y principios de los 30 fue cuando adquirió sus joyas más sensacionales. El Duque de Marlborough compró por 3,500 libras una «tiara de 25 grandes perlas en forma de gotas cuajada de brillantes” que supuestamente perteneció a la Familia Imperial Rusa. Uno de los días más recordados en los que luciría la tiara fue durante la celebración del 60 cumpleaños de su marido, Gladys apareció resplandeciente con un vestido clásico empedrado con turquesas azules y su regia tiara.
Un año después de su muerte a los 97 años, se subastaba un cofre con algunas de las últimas joyas que habían permanecido en su poder.
Gladys fue una mujer increíble de la que el escritor Marcel Proust, diría: «nunca vi a una chica con tal belleza, magnífica inteligencia, bondad y encanto». Aquellos que la conocieron en su juventud coincidían con Proust en que era extraordinariamente atractiva, y durante años perseguida por muchos de los solteros más codiciados de Europa.
En el momento de su muerte, parece ser que la Duquesa cansada de una vida frívola estaba pensando ingresar en una orden religiosa católica de Italia, ella se había convertido a esta religión al final de su vida.
He encontrado un curioso vídeo hecho el día de su boda:
Hoy se subastaba en la casa Sotheby´s de Nueva York una de las joyas más espectaculares de la antigua monarquía egipcia. La joya sale a subasta con un precio estimado de venta de 4,6 millones de dólares, y yo estoy expectante por saber el precio del remate final.
La espectacular pieza, junto con una igualmente exquisita tiara, fue hecha a mano en 1939 por Van Cleef & Arpels para la Reina Nazli de Egipto, con ocasión de la boda de su hija la Princesa Fawzia con el futuro Shah de Irán Mohammad Reza Pahlevi.
La novia también llevaba un collar realizado por la casa Van Cleef & Arpels para la ocasión. Sólo la tiara estaba adornada con 54 diamantes en forma de pera que pesaban 92 quilates y 520 diamantes en corte baguette que pesaban 72 quilates.
Siguiendo una tradicional costumbre musulmana, la novia no estaba presente en el momento de la ceremonia. Simplemente se producía la firma del contrato matrimonial en el que estaban presentes el novio, el príncipe heredero de 19 años Reza Pahlevi de Irán, y el hermano de la novia, el Rey Farouk.
La novia esperaba en una habitación contigua, y al finalizar el acto descendía las escaleras de palacio flanqueada por su hermano y su ya marido. La princesa Fawzia elegiría para la ceremonia un precioso vestido de satén adquirido en París. Les siguió una suntuosa cena real seguida por una espléndida recepción, donde la corte real egipcia resplandecía en joyas.
La Reina Nazli poseía una de las colecciones de joyas más magníficas y numerosas del mundo, de la que ya estoy preparando un completo artículo.
La colección terminaría repartida por el mundo para mantener el elevado tren de vida que la Reina llevaría junto a su hija en su exilio americano. Una parte se vendería el año 1975 en Sotheby Parke Bernet, pero no sería suficiente, y en septiembre de 1976 las dos tendrían que comparecer ante el tribunal de cuentas de Los Angeles por una deuda de otros 500.000 dólares.
Su vida al final fue un auténtico drama. Tuvo que enterrar a su hija que fue asesinada a tiros por su ex marido, y fallecería apenas un año después en la miseria más absoluta.
Louis Icart, artista autodidacta, no tuvo formación académica alguna. Comenzó a dibujar a edad muy temprana. En 1907 se traslada a Paris para dedicarse al dibujo y a la pintura. En esta época realizó hermosos grabados que muy pronto le dieron fama.
Icart fue uno de los mayores y más considerados ilustradores de moda de la época, todos los grandes nombres de la moda de los años 20 y los 30 querían trabajar con él. Querían sus ilustraciones como soporte de venta para sus ultimas creaciones de moda.
Icart, que había nacido en Toulouse en el seno de una modesta famila, pero de gran inquietud cultural y artística, sería el mayor exponente de la pintura, el grabado y la ilustración de moda de estos años.
Louis Icart participaría en la primera guerra mundial, hecho que le llegó a traumatizar y con el que solamente encontraba consuelo dibujando en el primer soporte que tenía entre sus manos. Al terminar la guerra todos esos dibujos, la mayor parte aguatintas, fueron convertidos en grabados que comercializaría en Europa y los EEUU.
Su gran musa fue su esposa Fanny Volmers, ella aparece en la mayoría de sus dibujos y grabados.
En 1925 en pleno Art Decó, Icart se convirtió en todo un símbolo de esta época.
Icart en sus dibujos representa a las mujeres de forma sensual y elegante, pero siempre con un matiz delicado y a veces con un toque de humor. Fue un símbolo de la época Art Decó y aun hoy sus dibujos y grabados originales son altamente cotizados en los mercados de segunda mano mundiales
Murió en Paris en 1950.
Hoy os traigo dos de sus grabados que, por casualidades de la vida, cayeron en mis manos hace apenas unos días. No pude resistirme a fotografiarlos y, por supuesto, decido acompañarlos de dos de mis piezas más queridas de la colección Arte Decó.
¿Conocíais a este ilustrador y pintor francés?
¿Qué os parece su obra?
Yo había visto alguna de sus obras, pero al escribir estas líneas y buscar toda la información necesaria, me he quedado totalmente prendada de su delicadeza y su elegancia.
Espero que a vosotros también os guste este pequeño hallazgo que os traigo hoy.
Ayer encontré este vídeo en YouTube que me ha parecido precioso
Ya hace muchos meses que venía pensando en ampliar nuestra colección de reproducciones de joyas con una línea de tocados de estilo Vintage. Pero no ha sido nada sencillo dar con lo que buscaba. Es cierto que soy demasiado exigente, y no cualquier pieza me parece indicada para entrar en nuestro espacio.
La casualidad quiso que hace unos meses llegara hasta mí esta fotografía, y al instante quedé prendada de su tocado.
¡Justamente lo que estaba buscando!
Una pieza elegante, atemporal y sencilla de llevar que podía ser muy fácilmente decorada con las múltiples piezas antiguas que tenemos en la tienda. Nuestra colección de brochecitos, pendientes, cintas, encajes, botones es tan grande, que los tocados eran una forma de sacar a la luz estás piezas que llevan años guardadas, a muy buen recaudo, en los cajones de la tienda.
La bucólica imagen es una preciosa miniatura en acuarela sobre marfil, del artista inglés Reginald Easton (Inglés 1807-1893) y representa a Bessie Florence «Floss» Scarlett Gibson (1851-1934)
La joven está sentada frente a una playa de arena, vistiendo un traje en tono beige sobre camisa blanca y lazo anudado marrón, una rosa rosa, y su pelo castaño recogido bajo un pequeño tocado de piel de oveja, con un broche de diamantes. La pieza que nos ha iluminado y sugerido la mayoría de nuestros tocados.
Es muy curiosa y triste la historia que esconde esta delicada joven. Hija única de la Honorable Ruth Hester Frances Scarlett (1882-1943). Tras la muerte de su madre, Floss fue adoptada por su tía paterna, Jane Gibson y su marido Sir Percy Florence Shelley, que no habían tenido hijos propios.
El 16 de febrero de 1871, Floss se casó con el teniente coronel Leopold James Yorke Campbell Scarlett (1847-1888), de la Guardia Escocesa. La pareja tuvo seis hijos y una hija. A Floss se le rompió el corazón varias veces en su vida, ya que sobrevivió a su marido y a cuatro de sus hijos.
El más joven, Leopold, lo perdió en el mar a bordo de un submarino australiano en 1914, a la edad de veintinueve años.
Sus últimos años los pasó casi aislada en Penenden House en Boxley, cerca de Maidstone. Su hija, Ruth y sus hijos Hugh, séptimo barón Abinger (1878-1943) y Percy (1885-1957) la sobrevivieron.
Hemos querido llamar a esta colección “Floss”, en honor a esta preciosa y valiente mujer que vivió su madurez en la Inglaterra de los años 20s.
5Los “Floss” de Vintage By Lopez-Linares nos acercan a esos años de lucha y rebeldía de la mujer.
Seguimos ensimismadas viendo nuestras joyas en la gran pantalla de TVE1. Por si esta semana no has podido ver la serie te dejamos con nuestro breve resumen, una selección de lagunas imágenes y un link por si quieres disfrutar de los capítulos pasados.
«Las señoritas saben muy poco de la vida» le oímos decir a Merceditas. Posiblemente así era antes del fallecimiento de su padre, pero las circunstancias y la necesidad de solucionar los problemas les está haciendo aprender y muy deprisa.
En muy poco tiempo han tenido que tomar decisiones que serán cruciales para su futuro . No solo han tomado el control de la fábrica, han descubierto las deudas y graves problemas a los que tienen que hacer frente.
Hemos vivido con ellas cómo tienen que pensar en desprenderse de sus mas preciados objetos para hacer frente a esas deudas, pedir un préstamo, firmar contratos con los clientes en nombre de su padre…
Cada una de ellas con sus conocimientos y personalidad, aportan ideas y soluciones para seguir adelante.
Con la decisión de trabajar en la fábrica y así hacer frente a la huelga en la fábrica, las seis nos han mostrado la fuerza de su carácter y las ganas de salir adelante. Nos queda claro: no van a rendirse !!!
¿Logrará Francisca vencer sus miedos y convertirse en cantante del café Ambigú? ¿Podrá Blanca seguir lidiando con su futura suegra, Doña Dolores? ¿Qué sentimientos crecen entre Salvador y Diana?…
Estamos muy pendientes de todo ello, y haciendo caso a Doña Dolores y su: «Yo no invento las reglas»… iremos viendo las nuevas reglas de este juego, que es la vida de las Hermanas Silva.
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