Como objeto, es una sarta de cuentas que sirve para dirigir el rezo. En alguna época antigua es posible que las cuentas fueran de rosas secas o disecadas, de ahí el nombre de rosario, siendo uno de los símbolos más importantes de la fe cristiana.
Los nudos o cuentas se utilizan para llevar la cuenta del número y secuencia de oraciones, y el rezo se compone de 15 partes iguales llamados misterios.
Es cierto que en algunas ocasiones el término también se utiliza para referirse a una sarta de cuentas por sí solas. En la joyería antigua se han realizado muchos rosarios de plata y de oro, con cuentas de madreperla, perlas o piedras semipreciosas. Es un regalo muy típico para obsequiar a los niños que toman su primera comunión.
Algo que en un principio solamente se usara como objeto de culto por los cristianos, ha servido y continúa sirviendo de inspiración para muchos de los grandes maestros de la joyería a la hora de realizar collares y pulseras. Diseños con sartas de cuentas separadas por una cuenta diferente en tamaño o color, son muy frecuentes en los diseños tanto del S.XIX como en la actualidad.
Como siempre, la joyería toma referencias para inspirarse de costumbres y usos populares.
Jose Luis Casal y Laura Cuesta me dieron una de esas sorpresas que te alegran la mañana. Son una pareja de auténticos emprendedores y el alma de Talk2us.
Estaba deseando que conocieran personalmente nuestro espacio. Poder explicarles más detalladamente nuestros comienzos y compartir con ellos una charla sobre comunicación, emprendimiento y marketing. Fue una de esas visitas que te dejan con una enorme sonrisa en la cara.
Laura es historiadora del arte y fascinada por el mundo de las redes sociales, el marketing y social media. Me cuenta que ha “cambiando cuadros por arrobas…” Ahora es profesora docente en la Universidad Camilo José Cela de Marketing Digital, Social Media y Nuevas Tecnologías y ponente en eventos de Marketing 2.0 y Social Media.
Creo que Laura disfrutó muchísimo en nuestro espacio, y me encantó compartir ese rato con ella por la sensibilidad que tiene para apreciar las piezas antiguas. Pero yo, de ella, me quedo con su risa y su alegría. Es una persona entusiasta que transmite pasión por su trabajo, por los cuatro costados.
Jose Luis es emprendedor en serie, inversor en startups y asesor financiero. Positivo de actitud, inquieto por naturaleza, soñador empedernido y un enamorado del ser humano, del marketing, las finanzas y la comunicación. Asesor en comunicación política, branding y reputación online para directivos y altos cargos. Sin dejar de lado su faceta como fotógrafo, que a mí me tiene enamorada.
Una pareja que utiliza su plataforma Talk2us para asesorar en temas de comunicación y marketing, tanto digital como tradicional, analítica web y diseño, impartiendo cursos y talleres
Ellos organizan un encuentro mensual para emprendedores: “Estrellas &Tuits”. Os invito a conocer su web y asistir a uno de sus encuentros. Estoy segura de que no van a dejaros indiferentes. Son energía y positividad.
¡Mil gracias por la visita, espero volver a veros pronto!
La peineta es un complemento femenino de aspecto similar a un peine grande, compuesto por un cuerpo convexo unido a una zona de púas, más o menos largas, que encajan en el moño o recogido.
Tenemos constancia de su uso por las mujeres íberas que poblaron la península ibérica, así como por las coquetas mujeres romanas que solían peinarse con ralla en medio para diario, y con sofisticados y elaboradísimos recogidos a base de trenzas y moños para ocasiones especiales. Ya usaban rizadores de pelo, llamados calmistrum, que consistían en un tubo de metal que ponían sobre carbón para calentarlo, fijando el rizo en el pelo con su calor y algunos ungüentos. Las romanas decoraban sus peinados con pequeños peinecillos en algunas ocasiones.
La peineta española era, por lo general, de carey, siendo un elemento popular en algunas celebraciones como bodas, procesiones de Semana Santa, corridas de toros, espectáculos tradicionales y espectáculos de música flamenca o copla. La peineta española es el complemento perfecto de la mantilla de encaje, ya que sujeta, alza y sobre todo realza la belleza de su bordado. Los modelos más populares tienen forma redondeada, cuadrada, de concha, teja o media teja, según su altura. Casi todas ellas llevaban preciosos dibujos calados en el carey. Actualmente, debido a que las tortugas se encuentran en peligro de extinción y existe una prohibición total de comerciar con el carey de su concha, estas piezas se realizan en acetato o plásticos similares. Son pocas las piezas que han llegado hasta nuestros días de carey auténtico.
Más populares y de más fácil uso son las peinetas de plata que decoran los recogidos de las novias o invitadas a ceremonias, que se popularizaron en España a mediados del S.XIX. Actualmente se realizan peinetas en plata con circonitas, esmalte, coral, piedras semipreciosas y, también, en latón y oro.
Para los coleccionista de peinetas las piezas más cotizadas son las realizadas en época imperio, en latón dorado y coral, y las piezas de principios del S.XX de estilo art-nouveau.
Decir que el endogámico fenómeno del street style comenzó con Scott Schuman es prácticamente lo mismo que atribuirle a este señor la invención del agua caliente. No hay nada nuevo bajo el sol, y la única y honrosa excepción a este dicho es Steve Jobs que en este momento estará señalándome sonriente un iPad desde algún lugar del cielo.
Dicen que las ideas no conocen más dueño que aquel que reúne el valor necesario para llevarlas a cabo, así que según esto sí que debemos reconocerle a Scott Schuman el mérito de hacer un lucrativo negocio a partir de una idea tan antigua como el street style. Mucho se ha hablado ya y poco tengo yo que añadir sobre esta disciplina fotográfica, y son ya incontables los blogs que dedican al menos una sección a mostrarnos el estilo de la calle, lo que realmente se lleva más allá de las pasarelas.
Cuando comenzó el boom del street style en la blogosfera el argumento que se esgrimía para justificar tanto entusiasmo era que los propios diseñadores ponían sus ojos en estas instantáneas en busca de inspiración divina para la creación de sus colecciones, pero poco a poco la tortilla se ha ido dando la vuelta, y las marcas han visto en estas fotos de apariencia espontánea un filón para llegar a sus consumidores potenciales. Estamos una vez más ante el arte que imita la vida, y la vida que imita el arte.
El momento glorioso del street style en los blogs ya ha pasado, y ahora son las revistas las que pagan a sus fotógrafos más por las imágenes que rodean a la pasarela que por las de los propios desfiles, en las que los protagonistas no dejan cabo suelto y poco o nada tienen que ver con la espontaneidad original de esta disciplina.
Y antes de dejaros con estas maravillosas imágenes de principios del siglo XX firmadas por el ilustrador y fotógrafo Edward Linley Sambourne solo quiero añadir que, desde mi punto de vista, las egobloggers o chicas que publican sus estilismos en un blog no deberían considerarse dentro de la categoría de street style, por mucho que ellas se empeñen en añadir el término a los titulares de sus posts.
La particularidad del verdadero street style radica en la falta de premeditación, en la fotografía espontánea e inesperada, no en la creación de un estilismo con la finalidad de fotografiarlo. Dicho esto, os dejo disfrutar de estas imágenes. Cambiad los libros de las fotos por unas Blacberrys o iPhones, y comprobaréis que la pose de las trendsetters no ha variado lo más mínimo en más de cien años.
Artículo escrito por Carmen Velarde, bloguera especializada en moda y belleza. Podéis seguir el trabajo de Carmen a través de su blog La bruja con tacón de aguja.
Pequeño objeto decorativo de adorno, con una calidad artística y un valor muy elevado. Son piezas realizadas muy a menudo en materiales nobles como oro, plata, piedras semipreciosas, porcelana, nácar, coral, esmalte…
Algunos de estos objetos de vitrina se fabricaban para ser lucidas y sin una finalidad práctica, y otras muchas eran objetos de uso personal que han terminado expuestos en muebles, ya sea por su valor sentimental, por su delicadeza o por su valor económico.
Suelen colocarse en vitrinas altas o en mesas vitrinas, protegidos con cristal. Las vitrinas son un tipo de muebles cerrados y acristalados, que antiguamente solían utilizar para guardar vajillas, porcelanas, o libros antiguos.
De esta forma pueden exponerse al público en museos o en domicilios particulares, y se encuentran protegidos de posibles daños por alguna mano inexperta y protegidos del polvo.
Actualmente podemos ver objetos de vitrina o bibelots en museos, salas de exposiciones y en alguna colección particular. Son frecuentes las colecciones de abanicos, cajitas o miniaturas de porcelana, objetos de plata, figuritas de oro y piedras preciosas, y un sinfín de piezas que por su delicadeza y exquisitez merecen ser lucidas bajo un cristal que las proteja.
El nácar o madreperla forma la capa interna del caparazón de algunos moluscos.
Las conchas que proporcionan el más hermoso nácar son las haliótidas, las nautilas y las pintadinas. Poseen unos preciosos reflejos irisados que lo convierten en un material precioso para embellecer joyas, complementos y objetos de decoración muy especiales.
En joyería el nácar es un material que ya las civilizaciones más antiguas como los iberos, los visigodos, los romanos y los egipcios usaban para adornar peines, empuñadoras de espadas, botones o piezas de joyería.
En el S.XIX se popularizó su uso, y podemos encontrarlo en bolsos, polveras, cruces, marcos, gemelos o misales. El nácar es un material que se talla con mucha facilidad, lo que permite realizar con él preciosos camafeos o delicadas tallas en pendientes, cruces o botones.
A finales del S.XIX y principios del S.XX, con la revolución industrial, en Gran Bretaña se produjo un auge en la manufactura de botones de nácar. El mundo del nácar siempre ha estado muy vinculado al mundo de la moda y los complementos. Se ha utilizado para realizar hebillas, bolsos, botones o las preciosas botonaduras de caballero, tan apreciadas en esta época.
A mediados del siglo XX, con el descubrimiento de los plásticos y el agotamiento de parte de los yacimientos de madreperla, se comenzaron a sustituir los preciosos y únicos botones de nácar por imitaciones en plástico y acetatos.
Muy apreciado en cosmética, el nácar se utiliza para realizar cremas, jabones y para realizar polvos para blanquear el rostro y eliminar manchas indeseadas en la piel.
Como piezas de joyería podemos destacar, sobre todo, las cruces de nácar talladas a mano, las flores realizadas en nácar que luego se utilizaban para decorar pendientes, pulseras o gemelos y las piezas talladas en diversas formas que se utilizan para realizar broches.
Parece que su nombre deriva del término «minium» (oxido de plomo de color rojo),sustancia que se utilizaba como componente en la tinta de las ilustraciones de los antiguos códices.
La historia de las miniaturas se remonta a los principios de la escritura, ya en la edad media se utilizaba este tipo de trabajo para decorar escenas de manuscritos y libros ilustrados. Es un estilo de decoración que se continuaría utilizando durante el renacimiento y el barroco. Con la llegada de la imprenta este tipo de costosas ilustraciones en miniatura pierden sentido, y es un trabajo que prácticamente se pierde.
Pero nosotros vamos a centrarnos en las miniaturas en joyería. Pequeñas pinturas normalmente realizadas sobre marfil, concha, metal o algún otro material, que solían usarse para decorar pequeñas piezas que colgaban de las pulseras, algún colgante o guardapelo. Pero también podemos encontrar este tipo de recreaciones en abanicos, medallones, relojes, cajas joyero o pendientes. Estas miniaturas podían estar realizadas con óleo sobre cobre, estaño u otro metal. Incluso se pintaba sobre marfil o con acuarelas sobre papel, pergamino o cartulinas.
Es un tipo de miniaturas que imprimen un carácter muy especial a la pieza convirtiéndola en única e irrepetible. Llevar una pulsera con una decoración sobre marfil en miniatura, un reloj de bolsillo con su esfera decorada a mano por algún maestro miniaturista, o quitarse el calor en una noche de verano con un abanico con su país decorado con una romántica escena, dan a la pieza en sí un carácter inigualable que la convierten en una verdadera pieza de colección y exposición.
No es sencillo encontrar ahora artesanos que recreen este tipo de piezas, habiéndonos costado mucho trabajo dar con alguna pieza de reproducción que mereciera la pena ser incluida en nuestra colección. Solamente hemos dado con un pequeño taller italiano que realiza algunas piezas en latón dorado, que os muestro en estas fotografías, y con un artesano valenciano que recrea escenas románticas en el país de los abanicos que fabrica.
Seguimos buscando cada día piezas con decoraciones en miniatura, joyas muy especiales que merezcan formar parte de nuestra colección de reproducciones de piezas históricas…
Piedra sagrada para los egipcios muy utilizada en sus templos, en sus aderezos y en sus ornamentos fúnebres, ya que pensaban que era una piedra del cielo, su color azul nocturno y sus motas blancas recuerdan a un cielo estrellado.
Después en la Edad Media, su polvo, la azurita, proporcionó un pigmento azul muy apreciado tanto por los pintores de la época como por los talleres de tintura de telas.
Pero fue en el Renacimiento cuando alcanzo la condición de “Oro Azul” superando en más de cuatro veces el precio del oro, cuando los grandes maestros de la pintura usaron su polvo para crear el característico pigmento azul ultramar tan apreciado en sus pinturas Leonardo da Vinci o Alberto Durero fueron algunos de los ilustres pintores que inmortalizaron el precioso color. Su uso se extendió igualmente en los telares de la época donde se usó para teñir telas por su increíble calidad y belleza y en los más afamados talleres de ebanistería donde su usó principal fue en la decoración y engrandecimiento del mobiliario de la época.
Su nombre se deriva de «Lapis», la palabra latina para piedra y «azul», la palabra árabe para azul y su color azul se consideraba símbolo de pureza, salud, suerte y nobleza.
Para que no os den gato por liebre, un consejo a la hora de saber si lo que os venden es lapislázuli original o un plástico, el lapislázuli no arde fácilmente por lo que si colocáis un mechero en su borde nos sufrirá ningún desperfecto.
Cuando Cleopatra conoció a Julio César en el 48 a. C., tan sólo era una joven de 20 años, frente a los 52 años del experto e inteligente general romano. A su muerte, en el 30 a. C., era invocada por los romanos como “regina meretrix”. En tan sólo 18 años, una sola mujer se granjeó el sobrenombre de “male nostrum” por parte del imperio más poderoso de la tierra, un enemigo común, alguien a quien destruir. Sin embargo, como una curiosa paradoja, la muerte de Cleopatra fue su última gran victoria.
A la muerte de Julio César, quedó establecido el segundo triunvirato. Tanto Octavio como Marco Antonio, en su lucha por controlar el imperio romano, diseñaron agresivas campañas de propaganda política. Octavio se presentaba como el garante de las buenas tradiciones romanas y, pese a que sería el primer emperador, como el defensor de la república que aborrecía la monarquía, que consideraba propia de bárbaros. En contra, para atacar a Marco Antonio, utilizó su relación con Cleopatra.
El general romano tan sólo era un gran hombre que había tenido la mala suerte de caer en las garras de una pérfida mujer que lo estaba manipulando. Esta reina, encarnaba todo lo malo que podía amenazar la unidad de Roma: era extranjera, representaba el poder monárquico y cometía la terrible falta de tener la suficiente independencia sexual como para elegir a sus amantes y tener sexo a su antojo. Todo valía para conseguir gobernar sobre la casi totalidad del mundo conocido, y el precio parecía pequeño: la reputación de una mujer. Esta es la imagen que fue recogida para la posteridad, y que ha sido copiada tanto en pintura como en literatura.
La imagen creada a través de estas campañas traspaso el tiempo, e influyó de manera decisiva en la representación de uno de los pasajes más representados de la vida de Cleopatra, el de su muerte. Según las fuentes antiguas, parece ser que un mensaje puso en conocimiento de la reina que en tres días sería conducida junto con sus hijos a Roma. Octavio pretendía llevársela y someterla a la humillación más grande: ser exhibida como trofeo de guerra en una procesión triunfal que se había organizado para celebrar su victoria en la guerra civil.
La gran reina acabaría sus días como prisionera política o ejecutada en un espectáculo público. Después de visitar la tumba de Marco Antonio, tomó un baño y una gran cena. Entregó un mensaje para que se lo diera a Octavio en el que pedía que cómo última voluntad que la enterraran junto a su amado, y se quedó con dos sirvientas, Charmian y Eiras. Octavio, al leer el mensaje, se dio cuenta de lo que iba a pasar. Mandó a toda prisa a los soldados, que empujaron a los ignorantes guardias que custodiaban las puertas de la habitación donde ya yacía muerta Cleopatra sobre un diván de oro. Eiras, ya había fallecido a sus pies, mientras que Charmian, a la cual le empezaban a hacer efecto el veneno, intentaba con gran esfuerzo colocarla la corona.
Uno de los pintores que quizá de manera más exacta representó ese momento fue Jean-André Rixens en “La muerte de Cleopatra” (1874). La reina y Eiras yacen muertas, mientras que Charmian, que la está colocando la corona, se gira ante el estruendo que arman los romanos al entrar en la habitación por la puerta del fondo a la izquierda. Sin embargo, un detalle no concuerda con lo que parece que fue la realidad y sí con la imagen que nos ha llegado de la reina: está desnuda.
Cleopatra se quitó la vida en el mausoleo de Alejandría y según relatan las fuentes, se hizo vestir con su atuendo de reina. Es decir, murió haciendo una afirmación de su estatus de gobernante de Egipto muy lejano a la imagen erótica que este pintor nos transmitió. Es por tanto del todo imposible, que alguien que lo había dado todo por su reino se despojara de su dignidad imperial y se desnudase ex profeso para suicidarse. Este tipo de imágenes son tan sólo una manipulación hecha a posteriori en la que el tema de la muerte de Cleopatra se usa como excusa para pintar un desnudo
Si Rixens dentro de la moda del siglo XIX de exaltar lo oriental se había mostrado algo comedido, la pintura de los siglos XVI y XVII hizo caso omiso a la narración de la historia completa y centró su historia en ver a una Cleopatra bajo ese prisma erótico. Un ejemplo clave es “Cleopatra” de Guido Reni (c.a. 1630). La reina mira hacia arriba, y ha dejado un pecho al descubierto, hacia cuyo pezón se dirige la serpiente, causa supuesta de su muerte. La idea de ese cambio de dirección de la picadura de la serpiente para dirigirse a sus senos también comenzó en época romana. Los poetas de la era de Augusto, que siguieron escribiendo sobre Cleopatra, fueron incorporando nuevos detalles de su invención. Así Horacio nos decía que “con entereza coge las sierpes, y al pecho aplica las sucias bocas que la envenenan” (Oda XXXVII). La leyenda, aún muerta, seguía creciendo.
Plutarco (46-120) nos cuenta cómo Cleopatra ya había experimentado con distintos venenos en el invierno del 31 al 30 a. C. Su intención era probar el dolor que causaban en presos de causas capitales, dándose cuenta de que sólo la picadura de áspid provocaba una muerte sin convulsiones ni sollozos, como una especie de sopor dulce. Esa idea de reina cruel, impasible, que observa sin inmutarse como los presos mueren a expensas de sus terribles ensayos para su futura muerte, fue pintada por Alexandre Cabanel en “Cleopatra probando venenos con los prisioneros condenados” (1887).
A pesar de esos relatos, la investigación actual duda que fuera un áspid introducido en una cesta de higos o tinaja, lo que produjera la muerte de Cleopatra. Es lo que aparece representado en la pintura de Rixens, a los pies del lecho de Cleopatra. Y no es algo en absoluto novedoso: el mismo Plutarco ya dijo que “nadie sabe la verdad de lo que pasó. Porque se dijo también que había llevado consigo veneno en una navaja hueca, y la navaja escondida en el cabello” (Antonio 86). En todo caso, se terminó dando por buena esta causa por dos marcas en el brazo que se le encontraron. Sin embargo, en la pintura de Guido Reni, nosotros prácticamente sólo podemos saber que estamos ante la muerte de Cleopatra por el áspid, al que se le ha añadido la marcada connotación erótica de que le va a picar el pezón, y no el brazo.
A pesar de que hoy se contemple la posibilidad de que Octavio interviniera en su muerte, parece que oficialmente intentó mantenerla con vida. Solicitó la ayuda de unos psylli, famosos por su habilidad en curar chupando el veneno, pero era demasiado tarde. Sus antiguos biógrafos, insisten en la bondad del emperador al querer salvarle la vida, pero parece más que fue por el interés de poder exhibirla en ese famoso triunfo. De hecho en el mismo, que finalmente se celebró, se sustituyó a la Cleopatra de carne y hueso por una efigie de cera con un áspid en el brazo.
Ese tipo de representación, de Cleopatra muriendo o agonizando con la serpiente enrollada en el brazo, fue muy popular, pero siempre insistiendo en la desnudez de la reina. Guido Cagnacci la representó así en diferentes variantes. Su “Cleopatra” de 1658 está sentada, con la corona puesta, desnuda de cintura para arriba, la serpiente enrollada en la mano derecha y ya muerta. Sus esclavas, un número excesivamente numeroso, la rodean entre sorpresa y lágrimas. En cambio, en su versión de 1662, se baja explícitamente el vestido con la mano izquierda dejando el pecho al descubierto, para dirigir el áspid que se enrolla en su mano derecha para que le pique en él. Guido Cagnacci dedicó parte de su actividad a la pintura de salón privado, que incluía desnudos de cintura para arriba de personalidades como Cleopatra, Lucrecia o María Magdalena. Son representaciones erotizadas, pero la diferencia con Cleopatra, imagen que repitió hasta la saciedad, es que no es una imagen o una muerte virtuosa.
Lucrecia prefirió la muerte al deshonor de haber perdido su castidad y María Magdalena es una arrepentida. Cleopatra no sólo no es una mujer casta, lo que le garantizaba mayor éxito en una fórmula que repitió hasta la saciedad, sino que además es la única que toma una decisión propia, por sí misma, y no en función de un hombre. La convirtieron así en un mero pedazo de carne para el placer solitario del hombre. Efectivamente, este tipo de representaciones se convirtieron en una imagen erótica de salón muy codiciada entre algunos seres del sexo masculino para los que su erotismo era un plus de excitación.
Cleopatra fue una pieza clave para que Octavio, gran estratega y mejor diseñador de su imagen, para conseguir el poder. Se sirvió de la manipulación de la figura de la reina para hacerlo. Sabía que era mejor ser recordado por luchar contra extranjeros metidos en excesos que no contra sus propios ciudadanos, que era a fin de cuentas lo que estaba haciendo en una guerra civil. Cleopatra encarnaba todo lo opuesto a la mujer casta romana: se acostaba con sus hermanos, tenía hijos bastardos y convertía en amantes a romanos respetables.
Así, Cleopatra fue despojada de cualquier significado político, cuando los datos que nos llegan son precisamente un esfuerzo de afianzar su figura como reina. Su muerte, único acto reconocido por los romanos como de gran calidad moral, fue un acto gobierno. Fue su última gran victoria, con la que quitó a Octavio el triunfo final. Nada tuvo que ver con las representaciones totalmente erotizadas que nos han llegado. Murió como una reina, vestida como tal, muy lejos del icono que tanto Octavio como la pintura han intentado transmitirnos, y que tan distorsionada tenemos a día de hoy. Es una imagen afamada y en absoluto denostada, lejos de los anhelos iniciales propagandísticos romanos que con tanto interés intentaron trasmitirnos.
Artículo escrito por Ana Valtierra, Doctora en Historia del Arte especializada en mundo antiguo. Podéis seguir el trabajo de Ana a través de su página de facebook: Ana Valtierra
Este artículo es una versión del publicado por Ana en la Revista Adiós Cultural, de la que es colaboradora habitual. Podéis ver todos los número publicados en Revista Adios
Personalmente, para mí, una joya es aquella pieza que por su valor sentimental merece ser considerada como tal, independientemente del valor económico que por los materiales con los que está realizada posea. Sin embargo, la joyería para mí sería el arte de realizar adornos de oro, plata o platino con perlas o piedras preciosas o sin ellas.
Tradicionalmente usada por hombres y mujeres como signo de poder y estatus social, las joyas se asocian más en la actualidad al sexo femenino. Aunque también existen joyas para el uso y disfrute de los hombres, como gemelos, sortijas, brazaletes,…
El valor de una joya se define por la pureza del metal con el que está realizada, así como por el peso, la talla, la pureza y el color de las piezas que forman parte de ella.
Dentro de la joyería me gusta distinguir dos categorías. No es lo mismo hablar de una joya antigua, realizada por entero a mano por un maestro orfebre, que hablar de piezas posteriores y que ya incluyen en su realización algún proceso mecánico.
En 1805 Napoleón Bonaparte encargó a Etienne Nitot el diseño y realización de las joyas para su coronación. Este hecho abrió el camino a la introducción del diseño de joyas en el S.XIX, marcando un antes y un después en la historia de la joyería moderna. Marcas como Cartier, Tiffany, Bulgari y Fabergé abrirían sus primeros establecimientos en París, Nueva York, Londres y Moscú. Sería el inicio de lo que podemos llamar la era más productiva del diseño y fabricación de joyas.
Durante todo el siglo XIX se trabajó el oro de 9, 12 y 15 quilates. A partir de 1850 se introdujeron la mecánica en la producción de joyería y se pudieron abaratar algo los costes. Posteriormente, con la revolución industrial, la técnica y materiales cambiaron introduciéndose en la joyería materiales como el acero inoxidable, el titanio, los plásticos, el vidrio, la cerámica o la madera.
Más adelante hablaremos de la Bisutería, e intentaremos explicar las diferencias fundamentales entre estos dos conceptos.
Joya de vitrina o exposición que fabricó principalmente el joyero ruso Carl Fabergé. Los huevos estaban hechos de oro, esmalte y piedras preciosas.
Se realizaron 69 Huevos de Pascua entre los años 1885 a 1917, 61 de ellos se conservan.
Para la Pascua de 1883, el zar Alejandro III le encargó al orfebre Peter Carl Fabergé la construcción de un huevo para regalarle a su mujer, la zarina María. El regalo consistió en un huevo con cáscara de platino que contenía dentro uno más pequeño de oro. Al abrirse este último, se encontraba una gallina de oro en miniatura que tenía sobre su cabeza una réplica de la corona imperial rusa. Este particular Huevo de Pascua le gustó tanto a la emperatriz que el zar le ordenó a Fabergé que realizara uno nuevo para cada Pascua.
Once fueron en total los huevos que Alejandro III le regaló a su mujer. Luego, su hijo Nicolás II continuó con esta tradición y mandó realizar otros para regalarles a su mujer y a su madre. Los 57 huevos que confeccionó la casa Fabergé tenían en su interior algún obsequio, réplica en miniatura de una de las pertenencias de los zares.
Recientemente un huevo fabricado por Fabergé para la familia de banqueros Rothschild, alcanzó en una subasta de la casa Christie’s de Londres. el precio récord de 18 millones de dólares.
Pero la más sorprendente de las noticias sobre este tema es la de un chatarrero americano que compro sin saberlo uno de dichos huevos una joya labrada en oro y decorada con diamantes y zafiros fue creada por el joyero como regalo del zar Alejandro III para la zarina Maria Feodorovna en 1887. El chatarrero la adquirió en un mercadillo con la intención de vender el oro al peso, hecho que por fortuna no realizó ya que no le pagaban más de lo que había él pagado por ella.
Pasados los años, y gracias a internet dio con el origen de la pieza en cuestión y viajo a Londres para realizar la venta de la joya por la que ha conseguido la increíble cantidad de 20 millones de libras ( 23,8 millones de euros aproximadamente).
Os dejo el link a la noticia completa porque es increíble.
Nosotras en la tienda tenemos replicas en miniatura de estas joyas y la verdad que es una de las piezas que más admiradores tiene.
El martes presentábamos, en el marco de la “3ª Exposición de Joyas Históricas”, nuestra colección «Gracia».
La colección, basada en las joyas que recibiera la Princesa Grace Kelly con motivo de su boda, está compuesta por un collar de perlas con doble broche en clip, una pulsera y unos pendientes. La exposición cuenta, igualmente, con numerosos complementos de la época, que bien podrían haber sido lucidos por la propia Princesa: bolsos, guantes, pendientes,…
Igualmente pudimos disfrutar de algunas de las piezas más icónicas de nuestra colección, como la “Tiara Downtown”, los pendientes de “La Joven de la Perla» de Vermeer, o el collar de la «Dama del Armiño» de Leonardo da Vinci.
Fue una jornada de puertas abiertas en la que contamos con la presencia de numerosos amigos y expertos en moda, y en la que María de Cuenca nos ofrecía una charla sobre joyas históricas, que dio lugar a un debate de lo más enriquecedor sobre las modas en la joyería.
Nos llevamos una sorpresa increible cuando escuchamos la invitación a la inauguración de nuestra “Exposición de Joyas Históricas”, a través de una voz tan especial como la de Lydia Bermejo, de “El Loft de Carrie”.
Os dejo el link a su audio:
¡No os lo perdáis, tiene una voz preciosa!
La exposición permanecerá abierta hasta el 30 de junio, en horario de comercio, de lunes a viernes de 11.00 a 14.00 y de 17.00 a 20.00, en Vintage By López-Linares, C/ Claudio Coello, 60, Madrid 28001. Nuestro espacio en Madrid.
Quiero agradecer especialmente a todos los asistentes el esfuerzo que realizasteis para asistir a este encuentro y el cariño con el que nos habéis tratado.
Nos encantará seguir recibiendo a todos aquellos interesados en las historia de las joyas, y poder haceros partícipes de todas las curiosidades que rodean a estas piezas tan icónicas.
También podrás seguir todas las novedades desde nuestro Facebook y en Twitter con el hastagh #joyashistoricas.
En breve colgaremos un vídeo en Youtube que grabó Marta Rodríguez Ruiz y que retransmitimos via hangout en Google+. Una iniciativa novedosa de Google a la que nos hemos apuntado.
Rus Martínez Cantero de «Estilo Rus» a la que damos las gracias en especial por la ayuda prestada en la organización de este día tan especial para nosotras.
Helena Pujalde, Victoria de «Friendly Madrid», Elena de «Le Cabinet d Èlena», Isabel Jorquera de «Libera tu Karisma», Carla Royo Villanova de «Carla Bulgaria» y Cesar Barrero Pérez.
Esta foto nos la mandó Isabel Jorquera de «Libera tu Karisma», en ella vemos a Isabel Jorquera Fuertes con Elena de «Le Cabinet d´Elena» y Victoria de «Friendly Madrid». Una imagen para la que sobran palabras.
Algunos detalles de la exposición:
¡Os esperamos!
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